Ars longa, vita brevis

jueves, 29 de agosto de 2013

Woodstock, historias sin contar


Este agosto ha conmemorado el cumpleaños de un festival mítico.
44 años capicúas para un lema cuyo signo fue una protesta demostrando el hastío ante el sistema que imperaba en 1966 y su rechazo frontal en contra de la guerra del Vietnam compartiendo la llegada del hombre a la luna en medio de la era de acuario.
Música, paz y amor libre congregó a un total de 500.000 espectadores con el pelo largo, la falda de colores y la camiseta psicodélica cerca de una granja próxima a Nueva York.
250.000 personas no pudieron llegar.
Los organizadores del evento del rock vieron desbordado sus pretensiones ante la masiva avalancha de los hippies (un movimiento contracultural libertario y pacifista heredero de algunos postulados de la generación beat) ya que subestimaron la comparecencia sería de unas 60.000 personas a 18 dólares la entrada.
La música de unas noches de verano aderezado con LSD y marihuana rasguearon un título que la escritora Carmen González Huguet visionó y adaptó para uno de sus cuentos: “ Jimmy Hendrix toca mientras cae la lluvia”
¿Qué tocó debajo la lluvia Jimmy solo en un sólo de guitarra?
Sonó el himno de los Estados Unidos expresando todo el rechazo de una generación con un punteo anti belicista.
Y quién me ha narrado a mí de aquella luz distinta alumbrando una moviola por un viernes 15 de agosto de los sesenta...
Un documental: Woodstock, historias sin contar.
Filmado por Michael Wadleigh y montado por el director Martin Scorsese entre otros, consiguió que esta película se alce como una referencia indispensable de la historia documentada del rock pero además de una época que preconizaba el cambio de un mundo en declive.
Logró el documental lo que no consiguió el concierto, hacerlo rentable ya que las pérdidas fueron para sus organizadores, ruinosas.
En sus cuatro DVDs o ahora en su versión actualizada en Blu Ray cuya filmación se relata el auténtico evento entre el barro en las pésimas condiciones higiénicas apenas sin agua y sin comida en que se vivió, con el carácter lúdico de los jóvenes, los pasos de los niños nacidos en una comuna y la muerte que también acudió al concierto con sobredosis de heroína.
Los montadores instalaron el escenario donde durante esos tres días actuaron: Joan Baez, Montana Santana, Credence Clearwater Revival, Janis Joplin, Neil Young junto a Crosby, Stills & Nash, The Who, Jimmy Hendrix, Canned Heat, Sha na na, Ten Year After, Jefferson Airplane, Richie Havens, John Sebastian, Johnny Winter, Joe Cocker y un largo etcétera.
¿A quién se echó de menos en ese festival? A Bob Dylan, a los Beatles, a Led Zeppelin, a The Doors, The Byrds y otro etcétera más.
De nuevo volvieron a repetir el macro concierto con su misma toponimia en un llamado a la nostalgia en otras décadas pero su magia aún entre el barro es irrepetible.
Esta mañana enciendo con retraso 44 velas por el espíritu de aquellos días legendarios de paz, amor, arte y rebeldía