Ars longa, vita brevis

martes, 12 de abril de 2016

El jardín del Paisanet



















Ahora no recuerdo cuando empecé a apasionarme por el arte, creo que lo llevo metido dentro desde la infancia.
Cuando hablo de arte Paloma, me refiero en el más amplio contexto de la palabra. Aunque esto no es único en mí, les pasa a la gran mayoría de las personas, lo que pasa que la vida, la sociedad, el abandono de uno mismo, hace que vayas por otros senderos. 
Dime un niño que no le apasione pintar o dibujar, cantar, bailar, hacer el payaso, montar un castillo o hacer algo con sus manos, el arte es algo que nace con el ser humano, es una necesidad de expresión que tenemos todos, unos siguen el camino, lo convierten en pasión, con estudio y aprendizaje continuado, ya sea con acierto o menos, sin embargo la gran mayoría se olvidan de esa faceta y se pierden por los tortuosos caminos que la vida les prepara...

Tampoco lo recuerdo Manu, para mí dibujar era y es tan natural como respirar. 
Mi vida ha girado en torno ese círculo con tantísimos altibajos... 
pero en el fondo y en la forma sigo siendo esa niña que toma su lápiz y su pincel. 
Nunca he pensado en que hago arte, me parece una pretensión ridícula. 
Lo haces por una necesidad como un vicio o una droga o una porción de paraíso. 
De nada te sirven los años de preparación ni siquiera los cuantifico, para mí cada acometida de papel o lienzo es nuevo comienzo, en esa soledad necesaria y al mismo castradora.
Qué bien huele el café, sí con dos de azúcar, gracias.
Te cuento lo que me ha pasado el sábado, fui a una exposición casi a la hora del cierre porque me imaginaba que no iba a encontrarme con nadie.
Así fue, ya sabes disfruto más y mejor cuando apenas hay gente, expuestas una fotos, unas cuantas performance de esas ahora en boga. 
De pronto entró una persona, no me percaté ni él de mí tampoco, hubo un instante en que nos miramos y nos reconocimos.
Un viejo conocido artista, después de saludarnos entró directamente en materia y me dijo:
Pero ¿Cómo pretenden vender esto y que alguien lo ponga en su casa?.
¿Y tú qué tal sigues pintando?
Le di una evasiva porque de sobra sé, que lo quiere es contarme sus bagajes y “triunfos”.
Me comentó además que se iba a otra inauguración, una cita obligada, un paripé pero ni por amistad, ni por interés si no un acto presencial en el rebaño de los enchufados políticos artistas.

Suele ocurrir, Paloma, hay muchas personas que pintan y lo primero que te exponen son sus currículos. 
Como si eso fuese lo más importante, personalmente prefiero ver su obra, lo que hace, lo que expresa, lo que transmite, su calidad o su fuerza expresiva.
Pienso que es lo que me va a hablar muchas veces de su evolución, de sus reflexiones, de sus investigaciones, de su talento, en una sola exposición soy incapaz de valorar. 
Yo mismo he caído en esa trampa, pero me he dado cuenta, incluso muchos pintores que el hecho de "estar" en eventos culturales o inauguraciones es una forma de ser considerados, entiendo que en algunos casos se hace para apoyar al pintor y debatir sobre lo expuesto. 
Pero pienso que apoyar algo que únicamente se sostiene de su nombre y no de su obra, no es buen camino, al menos para mí, voy a algunas inauguraciones de pintores o escultores que me gustan, que además algunos de ellos se han convertido en amigos, disfrutando de su evolución, de sus obras, de sus tertulias, pero como tu bien dices cuando mejor se ve la obra es cuando casi no hay público, entonces suelo disfrutar el doble y puedo ver detalles con tranquilidad. 
Coge un pedazo de mi tarta de naranja, espero que te guste. Pintar cada día en la soledad y el reto de enfrentarte a ti mismo, es un estudio, un aprendizaje que no termina nunca. Hay también muchas personas que necesitan la continua aprobación de los demás, que es un trampa...

Deliciosa la tarta de naranja, no me digas: ¿Las hecho tú?
Te sigo contando, me invitó a que le acompañara, aunque me advirtió que en la exposición me iba encontrar lo mismo de siempre, le di una evasiva y nos despedimos.
El hilo de su monólogo me suscitó melancolía y rabia renovada.
Arte para venderlo y ponerlo en la pared de tu casa así se apostrofa y se titula.
La profesionalidad del arte, el arte sólo como algo decorativo banal e insustancial, adquirir una firma una inversión en que las cotizaciones del mercado fluctúen. 
Porque Manu dónde va valor, la emoción por el arte... 
me enferma leer, escuchar en las noticias tal o cual cuadro subastado en donde sea ha conseguido la mayor cotización hasta ahora.
Así ponderado el arte para la mayoría en trapicheo y dólares e inmortalidad por asociación...
Por otro lado el arte ha estado siempre en la manos del poder y los artistas también le han servido, no les culpo al contrario les exonero, porque que comen unas cuantas veces al día y no creas que censuro tampoco a mi conocido pero si me recarga que se pavoneé cuando es un esclavo más de las circunstancias.
Artistas sirviendo de "negros" a pintores de renombre, cuadros hechos por máquinas a bajo coste a los que dan cuatro pinceladas finales para simularlos como hechos a mano u otros copiando a maestros para una galería que después los introduce como copias porque la moda impone tal o cual maestro incluso algunos muy reconocidos han firmado cuadros y hojas en blanco, los contratos millonarios estanco donde no son libres de crear lo que les vega en gana y en víscera. 
La malicia de ese otro capaz de incendiar su propio estudio (otra memez lo de estudio para dignificar lo que es ya de por si es digno o sea taller o guarida mejor calificativo) para cobrar el seguro y que sus obras se revaloricen aún más al alza.
La excepción de la regla la ha saltado Damien Hirts, un tío listo que por primera vez ha dado jaque mate al martillo de la subasta jugando y ganando la partida embalsamada y con diamantes a los especuladores.
El cepo Manu, el continuo examen por el que atraviesa cada obra, del aprobado al suspenso o a la matrícula de honor. Desde luego procuro no someter a nadie que tome un pincel o un lápiz ya ocurra desde hace un año o veinte o cuarenta a esa constante calificación-descalifación al menos le tengo respeto. Le valoro el arrojo porque tú y yo sabemos que esto es un duro oficio en el que mantenerse leal a uno mismo a tu mensaje que aporte a los que las contemplan algo, que sientan lo que tú sientes que a partir de ello recree emociones incluso insospechadas anhelada al encuentro de tu sensación.
Esos lenguaje que en el fondo siempre son los mismos porque no hay verdades nuevas sino antiguas con una nueva luz, que las hace parecer nuevas como decía Matisse, desarrolla un esfuerzo tan agotador cuando se toma en serio, resultando imposible que la fatiga, el desaliento, no pase su recargo y la lucha vaya más allá de copiarte a ti mismo...
Mantenerse al margen sin profesionalidad es casi heroico si no fuera patético tampoco van a creerte si te mantienes entre paréntesis persistiendo contra la caída tentadora que ni siquiera existe ahora porque la crisis afecta con dureza este mundo de si por tan inestable.

Sí, la hice yo, es una receta tan fácil y está tan rica. 
El arte-negocio es de unos pocos, eso lo tenemos claro, el resto quedamos estupefactos ante las cifras, me pierdo muchas veces en los ceros, hay obras que no poseen valor, no hay oro, ni dinero, ni diamantes suficientes en el planeta para pagar la emoción, la sensibilidad y la belleza que producen, ese es para mí el mejor valor, no es terrenal, no es cuantificable.
Pienso que cuando un pintor expresa desde el corazón, con todo su interior, con todos sus recursos, y es capaz de emocionar, de hacer reaccionar, de hacer vibrar, de tocar corazones, mentes, sentidos, su labor no ha sido vacía. 
¡He aquí la mejor recompensa!, pero evidentemente hay muchos pintores que viven de ello y necesitan vender para poder comer, me parece perfecto, además las obras cuestan un esfuerzo, un estudio, un aprendizaje, un análisis, muchos años de pintura, de materiales, eso tiene un valor, y tienen más para seguir creando, seguir evolucionando, descubriéndose más en cada nueva creación. 
Existe mucha mentira, yo conozco alguno de esos pintores, de una excelente calidad, que se han dedicado a trabajar para otros para poder comer, dónde el gran trabajo lo realizan ellos y luego el "artista famoso" sólo le pone la firma.
En cuanto a los estilos invariables, pienso que tienen su época, pero que para el artista no es nada enriquecedor, pintar es también una búsqueda, un descubrimiento, los riegos son muchas veces difíciles, la comida de saber que "se vende", te convierte, según mi opinión, en algo repetitivo y que llega a paralizar el acto creativo...

Manu lo terrible es esa voz que te dice dentro tú no sirves para esto, no porque te lo digo nadie te lo dices tú y no es un deseo de triunfo ni de pasar a la posteridad, ni de que halaguen tu vanidad todo eso es humo, hay un anhelo, un dolor más profundo, no una búsqueda si no un encuentro de ti mismo, una música que sólo tú puedes oír y retratándola quieres que lo demás vean escuchando su muda poesía, sí eso es poesía, el espíritu íntimo de las cosas que te tocan tus fibras internas ignoras dónde realmente está, eres ese alguien detrás del telón visionando ensimismado.

Ahí el pánico porque nunca crees conseguirlo...

Hace años tomé una decisión rechazar la profesionalidad y lo que conlleva, libre en mis intentos aficionados así los denomino. No me he arrepentido de esa decisión.
Después surgió internet, la posibilidad de mostrarlos sin ninguna parafernalia mercantil, aún así me costó no creas. Además  hice un descubrimiento de otro lenguaje que adentro llevaba sin sospecharlo.
 Escribir y pintar, ambos se unieron de una forma indisoluble por otro lado me ha dado la oportunidad descubrir a otros artista y personas que han representado una gran inspiración y sobre todo amistad, cariño.
Para la cotidianidad soy demasiado romántica, utópica, dando pellizcos las alas de mi pulmón en el anhídrido carbónico del mundo real.
Hay algo que siempre he envidiado de los impresionistas o de lo godolos u otros consorcios de artista, su implicación como grupo en el que todos incluso pintaban juntos estimulándose, sin menoscabo de su individualidad, sin rivalidad ni competición... 
Claro eran los rechazados, los malditos, eso une da sentido de preservación.
Al artista desde el siglo pasado cuando adquirió carácter de icono, tanto si la fama que no tanto el prestigio, dos conceptos a diferenciar, si ésta le sonríe suspenden sobre ellos una espada de Damocles, debe mantener una irreprochable conducta accesible en todos los sentidos (incluso a veces apoptar un personaje) incluso su vida privada es juzgada investido del capisayo de un dios como si no fuera un ser humano falible y frágil si no un objeto de mira poliédrica por el que es vigilado, censurado, comparado o sobre elevado hasta el límite de una disección constante.
Me viene esa canción de Sabina, te la canto: 
El joven aprendiz de pintor que ayer mismo juraba que mis cuadros eran su catecismo hoy como ve que el público empieza hacerme caso ya no dice que pinto tan bien como Picasso...
Qué tarde tan espléndida Manu, la luz propicia.
¿Pintamos la soledad de la silla vacía o esas pequeñas luces como luciérnagas antes de que el atardecer muera sobre la sombra de la pared...?


Paloma, pintemos esa soledad, esas luciérnagas sobre la pared, acompañados por esta tertulia, este momento mágico de dos amigos, que encuentran este espacio para proyectarse sobre dos lienzos.
¿Quieres música de fondo? O ¿Prefieres el silencio?
Voy a por el carboncillo para que podamos realizar el dibujo previo.
La verdad es que cuando empiezo una obra, para mí es como ese día de colegio cuando no había clases y nos llevaban a visitar algo nuevo, un museo, un territorio nuevo. 
Me siento feliz por lo que el momento me puede deparar, con ilusión, con cierta dosis de incertidumbre.
Cuando ya tengo el dibujo empiezo a mancharlo con pinceladas muy cargadas de aguarrás y poca pintura, viendo los colores, probando, parando muchas veces y retrocediendo, es un ritual, es un momento tan mágico, en el que apenas existe el tiempo, se evapora, sobre todo cuando empiezas ya metiendo en cada capa un poco más de pintura, o deteniéndote incluso en cosas, detalles, entonces soy la persona más feliz de mundo, luego retrocedo y me digo: 
¡Mal! o un ¡no está mal!, y vuelvo a atacar el lienzo retocando o analizando las posibilidades, es un disfrute tan extraordinario.
También me sucede siempre que contemplo una buena pintura, algo que me llame la atención artísticamente, un pedazo de cuadro que me aporte algo nuevo, me encanta investigar texturas, nuevas formas de pintar o sobre lo que pintar, el arte en general me ha robado el corazón, es una de las aportaciones humanas que más me fascinan, y pienso como tú, mis obras son un intento, donde me dejo muchas veces la piel, creciendo cada día, aprendiendo, trabajando, sin ninguna pretensión, pero siempre con la misma pasión.


Prefiero el silencio si no te importa mientras vas por los útiles de nuestra alquimia te sirvo un trago de orujo de limón que he traído, otro golpe para mí.
Cuando iba a la escuela miraba constantemente por la ventana la tenía a mi izquierda por ella se veía un horizonte de mar como si fuera un cuadro tan lejano para fugarse...
El jazmín ha despertado, embriaga, me has dicho que vive el placer de treinta años.
Como calienta el sol en mi espalda, mientras trazabas no te has dado cuenta, pero llevo un rato observándote como abocetas, concentrado en ese sólo de tú mismo.
Cojo el pincel para manchar, hundo su pelo sobre la materia grasa para mentir porque pintar es una ilusión de algo que no existe.
Abordar mi ritual va de caos nunca sé exactamente que voy hacer, ni cómo, ni adónde voy a llegar, ni con qué, como si yo fuera la aventura de otra persona que imagina. 
Será por eso que nunca las finalizo del todo, deseando volver a ellas aunque nunca lo haga.

La luz y el año dando su último coletazo.
Lo dejamos ya Manu ¿Te parece? 
Nos veremos para pintar en tu jardín tomarnos de nuevo un café, charlar, por cierto ya sé que voy a traerte otra tarde de un año nuevo...

31 de diciembre del 2012