Ars longa, vita brevis

jueves, 7 de julio de 2016

Un café en el Dindurra




Paloma llegará en unos minutos, hemos quedado a los pies de la Iglesia de San Pedro en este casco antiguo de Gijon, cuyo nombre es Cimadevilla.
El día es gris, me recuerda un poco a París. El gris que envuelve todo a su alrededor, incluso este mar de la Playa de San Lorenzo, ofrece un aire algo romántico y melancólico que me gusta, pues dan pie muchas veces a inspiradores versos o trazos sobre algún lienzo. El mar aquí tiene más genio que mis playas oropesinas, recuerdo ese color plata brillante justo cuando el sol ya se ha puesto en Oropesa y es cuando más bello lo encuentro. Sorolla supo trasladar esa belleza en algunas de sus obras, ese plata bailando entre las crestas de las olas, pero lo que mejor supo es recrear la luz mediterránea, una potente luz que hace vibrar todo, en especial los blancos de una forma muy especial.

Asturias me encanta, por su litoral, su costa tan caprichosa, su verde, su naturaleza, me abruma el corazón.
Aquí el mar, fiel reflejo hoy de su cielo, lleva cargada esa emoción que me provoca muchas sensaciones.
Creo reconocer a Paloma a lo lejos cercándose hasta dónde me encuentro, una sonrisa me confirma que es ella.

Manu aún no me ha visto, sus ojos son todos para el mar, sonrío por ello.
Ahora sí que al girar la cabeza, me ha reconocido.
Cuatro pasos nos distancian de un abrazo que nos damos por la alegría del reencuentro. Esta tarde de diciembre la mar le recibe igual que un monumental cuadro vivo, con las veladuras grises y quebradas de Juan Martínez Abades.
¿Cómo estás Manu?
Te veo muy bien, con los ojos brillantes que traman alguna conspiración de papel.
¿Qué tal el viaje?

El viaje ha sido precioso, recorrer los paisajes desde Oropesa a Gijón ha sido realmente enriquecedor, aún puedo oler los campos sorianos.
Cada vez que paso por esa región me sigue enamorando.
Aterrizar en Gijón junto a este mar, con esos verdes vibrando hacia grises me seducen muchísimo.
Entiendo Paloma que ambos nos guste tanto pintar y escribir poesía, como esa necesidad de sacar de nuestro interior intentando plasmar tantos estímulos y sensaciones que captan nuestro corazón.
Pero dime: ¿Cómo estás?

Sabes la alegría que tengo de volver a vernos después del encuentro en el Jardín del Paisanet.

Estoy... quizá es difícil de expresar mi estado general, en medio de un tránsito aunque bien y feliz de encontrarnos otro diciembre, otra tarde de nuevo, después de aquella en tu jardín.
¿Recuerdas? la luz se doraba sobre la pared de piedra, en el suelo, las flores y las sillas de rayas.
No pudimos evitar el impulso de coger los pinceles y pintarlo en nuestros lienzos.
En cuanto a tu viaje te comprendo muy bien, siempre siento que no pasamos por el paisaje si no que el paisaje quien pasa por nosotros, dejándonos su huella sin quede alguna nuestra sobre el y que así debe ser.
Cedimos un minuto al silencio mirando las olas que estallan sobre la escalera.
Entonces digo, que la poesía es un mar en movimiento, un mar interior que se alza y se rompe contra las vísceras y acaba por salirte de la mano, no sabes porqué, simplemente sucede.
Nuestra amistad surgió en esa complicidad de reconocer uno en el otro ese movimiento. Después Manu y lo más importante de años ya que nos conocemos, es que has sido, eres, un buen amigo, leal y sincero.
¿Damos un paseo por la bahía?
Quiero enseñarte la escultura de un edificio al comienzo de la calle Capua.
Mira allí el atlante o telamón sostiene la cornisa, queriendo sostener el cielo.

Así es, querida amiga, nuestra complicidad posee ya sus años, porque hemos forjado la amistad desde algo tan crucial en cualquier relación como es la sinceridad.
Creo que sentimos lo mismo ambos al advertir en el otro, ese movimiento, que tan hermosamente describes, ese mar que habita en nosotros es muchas veces uno de los puntales de nuestra alma para seguir, como el mar muchas veces tremendo y agitado, otras calmado y sereno, en ambos casos no dejas de describir.
Estaré encantado de pasear por la bahía.
Es una casa preciosa, me encanta el atlante, también todo el contorno de todas las ventanas y esos miradores de madera. Ahora no pierden el tiempo en crear este tipo de arte en las fachadas, muchos quedan tan pobres en los remates superiores de los edificios. ¿No es precioso?
Añoro también ver el modernismo señorear en cualquier fachada, me gusta tanto.

Sí lo es, tienes toda la razón, no se pierde ahora el tiempo en crear edificios como este palacete de estilo ecléctico.
Se construye rápido,“racionalmente” las casas son cada vez más pequeñas, oscuras y “funcionales” hechas más para mal dormir unas cuantas horas antes de volver al trabajo a continuar produciendo.
No es que deseche los estilos arquitectónicos de vanguardia y sea una purista.
Hay verdaderas maravillas modernas, pero son escasas tanto en diseño original, como en la calidad de los materiales, tampoco ha lugar para expresarse los artistas y artesanos que colaboraban en construir casas como ésta.
Por cierto Manu, Garci hizo una película en la que el protagonista vivía en este palacete, aunque he leído en alguna parte que desde hace años está compartimentada en pisos, y que en alguno de ellos conserva la impresionante biblioteca que se instaló originariamente para quien encargó la casa, uno de los alcaldes de Gijón de principios del siglo XX.
Me parece que la biblioteca también sale en la película.
La vi hace años y lo mejor de la película es esta casa, soy un poco malvada ja ja.
Esta mansión de alta burguesía, todo hay que decirlo, es uno de los pocos edificios de su época que mira a la playa, que se ha liberado de su demolición en los años sesenta franquistas, entonces derribaron verdaderas joyas arquitectónicas para especular con moles de hormigón espantosas.
Es una doble sobreviviente a la dictadura del tiempo...
Parece que el tiempo meteorológico nos hace una jugarreta, se ha puesto a llover.
¿Dejamos para otro día el paseo y nos vamos calle Capua arriba? ¿Te hace un café ?

Por supuesto que me apetece un café.
El tiempo es muy distinto aquí en Gijón respecto a Oropesa, cada luz posee su propio encanto, allí la luz es diferente y es lo que pensaba mientras te esperaba, al igual que la lluvia, vosotros estáis más acostumbrados, allí llueve muy poco, cuando lo hace muchas veces es abundante.
Me gusta la lluvia Paloma, es como si pudiese limpiarte el cuerpo y sacarte aquello que parece caduco, a aquellas ideas que te consumen puedan rodar piel abajo hasta desaparecer bajo tus pies. Alguna vez he dejado que la lluvia moje mi cabeza por lo que te cuento, también limpia la atmósfera, el ambiente después de una buena lluvia parece otro. Todas esas sensaciones muchas veces las pienso para llevarlas a algún poema.

La lluvia, sí lava heridas a la tierra y nuestras, las invisibles.
Un momento mágico para mí, sucede al detenerse el aguacero y los árboles, las farolas, los bancos, las flores de los parterres, la yerba, la acera y el suelo del empedrado están húmedos, cuajados gotean, entonces al salir el sol todo brilla destellando.
Suenan las campanas de San Lorenzo, una, dos, tres, cuatro, cinco, la hora del café.
Te llevo a uno que está cerca, es una sorpresa.

Paloma: ¿Es ese?
Me encanta, veo que me llevas a un café en forma de proa de buque, como preparados a embarcarnos en nuevas emociones, semicircular, con amplias ventanas, me gusta que la luz, aunque tenue, inunde los espacios.
El suelo está mojado, mira la extensa plaza reflejada como un mundo dual y diferente, con claras invitaciones a la pintura más impresionista. Fíjate en los árboles con destellos otoñales en sus copas delante de esa iglesia al fondo y el cielo de nuevo con su tinte de grises inundando todo.
Pienso que existen muchos tipos de lluvia, la que cae de las nubes y otra, la que inunda muchas veces nuestro corazón, esa puede causar mucho dolor o hacernos mucho más fuertes.
La puerta es preciosa, en madera de caoba y cristales, menuda sorpresa, es giratoria, como una máquina del tiempo que te transporta a esos espacios que anhelas descubrir.
La verdad es que el café es maravilloso, sabías que quedaría prendado por su belleza, por ese art-decó que invita en todo el local a contemplar, disfrutar.
Hay algunas mesas vacías...

¿Nos sentamos en un rincón al lado de las ventanas?
Lo has descrito a la perfección, esta puerta es como una máquina del tiempo, lo es literalmente ha girado en tres siglos, y dos milenios.
Es el último gran café aún abierto, que ha visto generaciones de gijoneses entre sus columnas doradas.
Hace años había clientes que venían a jugar al ajedrez a diario, y un grupo de ancianas, algunas como un cuadro de Lautrec se instalaban en los sillones de cinco a ocho.
También entraba los gorriones, unos insolentes habituales que solían marcharse sin pagar, después de picotear alguna magdalena.
Sobrevolaban el techo audaces y raudos, entraban por algún rincón de los altos ventanales.
Han dejado de hacerlo después de la última reforma, aunque siempre aparecen en verano o los días de sol en la terraza.

La lluvia es una metáfora que en mi caso tiene un efecto catártico, se descarga después de una tormenta interior, no sé si me hace más fuerte, Manu.
Me parece que cuando demuestro mi fragilidad es cuando me hago más fuerte, o mejor más entera, supongo porque es que no me gusta disimular, el disimulo es una artimaña a la que me niego a obedecer.
Libero el dolor a veces pintándolo y escribiéndolo.
He leído toda mi vida por placer, por necesidad, hay libros que son viejos y auténticos amigos que son imprescindibles en mi vida, que han llegado por casualidad sin buscarlos. Recuerdo que tenía ocho o nueve años cuando leí mi primer libro de poesía.
Mi hermana estaba hospitalizada, la habían operado de apendicitis, uno de sus amigos, más bien creo que era un noviete, aunque ella decía que no, le llevó unas flores y un libro de poesía al hospital.
El libro eran las rimas, las leyendas, y las cartas desde mi celda de Bécquer.
Lo leí al regresar mi hermana a casa.
Aquel libro me fascinó y emocionó, no porque lo entendiera dada mi edad, aunque tampoco es preciso entender la poesía para que te embriague y te cautive.
Quizá es que para la poesía hay que tener la mirada de la intuición, de la inocencia.
Hola, para mí un café cortado, gracias.

Leo como tú, por necesidad, me gusta mucho.
Me considero muy curioso, muchas veces pienso en que no podré leer en esta vida todo lo quisiera, hay tantos libros interesantes por leer, tantas aventuras y misterios que recorrer, enseñanzas que aprender, emociones por descubrir.
El primer libro de poemas que pude leer, aunque más mayor que en tu caso, tampoco lo entendí entonces con catorce años.
Fue Campos de Castilla de Antonio Machado.
Me pasó un poco como a ti, me causó tal impresión que creo que desde entonces siempre me apetece leer poesía, es como una semilla de emociones condensadas en los versos, de repente todo estalla, brota, da luz a tu interior y sientes el mismo anhelo de expresar.
Me sucede a menudo que descubro un poeta sea hombre o mujer, porque también hubo, hay y las habrá, aunque viviesen en sociedades que las obligase a permanecer casi en el anonimato, bajo años, incluso siglos de silencio, sin embargo, sus poemas ahí estaban, para el que quisiera leer, como sucede en pintura mi querida amiga, tantas y tantas mujeres, con obras maravillosas y tan desconocidas.
Tengo pena porque algunos de mis primeros poemas de adolescente se perdieron, alguno incluso lo recuerdo mentalmente, pero no quiero intentar reproducirlos porque perderían esa inocencia o frescura que se inyectó cuando los realicé.
Las emociones y pasiones cambian, como los poemas contigo.
Mientras haya un misterio para el hombre, habrá poesía.
Mientras haya primavera en el mundo, habrá poesía.
Podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía,
nos rimaba Bécquer en algunas estrofas de su Rima IV.
Define la poesía sin límites con una capacidad visionaria y romántica.
Si no fuera por sus amigos, que lucharon para que sus poemas, leyendas y textos fueran conocidos, es probable que ahora estuvieran allí donde habite el olvido, este pequeño verso suyo volví a encontrármelo en poemas contemporáneos.
Bécquer ha sido inspiración y lo sigue siendo, también dibujaba, de que dibujaba me enteré hace poco, parece que esa otra faceta suya ha caído más o menos en el olvido.
El olvido es un universo paralelo que se traga todo Manu, quizá lo acabe devolviendo todo...
A las mujeres se nos ha negado el alma, la inteligencia y la libertad, era obligado ningunear sus obras y a pesar de que ahora se nos lava la cara con el agua de la igualdad, en el fondo es una hipocresía más, puesto que les sigue costando salir del anonimato y si lo hacen que se las tome en serio y no como una curiosidad de moda.

Algunas y algunos han sido escritores, artistas secretos como Emily Dickinson y de otras, otros sólo conocemos sus letras o sus obras pero no sus nombres y quien sabe cuantos talentos se han perdido y se perderán.
Para mí poesía no es sólo expresar con belleza, sentimientos, emociones, es mucho más que todo eso.

A veces te hiere profundamente, otras te mata, debe matarte y escupirte otra vez a la vida. El ir más allá de la belleza, o hallarla donde parece que no pudiera haberla, es una constante como la provocación o la ironía, o su capacidad filosófica o la abstracta o la fabuladora, es imposible limitarla logra todos los imposibles, será que ignora cuales son. Sin permiso se presenta en un cuadro, en la música, en las palabras, en el baile, en el barro y en el mármol, en la luz y el aire contenido de una habitación, en el revoloteo de unas hojas, en el más sucio de los callejones, sobre la piel, el sudor, en los gemidos y en los huesos, en las pezuñas y en las aletas, en la sangre y en los orines, en el odio y en el amor, en lo ridículo y en lo sublime, en el ritmo, en la quietud, en el deseo y en la nada, en el silencio, en la espiga y en el carámbano, en el fuego, en el escalofrío, en el sexo, en la oración y en la muerte.
En fin, poesía, una inoportuna que nunca sabes en qué y dónde acaba por aparecer.
Fue una sorpresa para mí el comenzar a escribir, surgió de pronto, jamás pensé que las letras estaban adentro, se ha completado con esa otra pasión, que siempre ha sido para mí pintar.
Es extraño a veces me parece que no soy yo quien escribe o pinta, si no otra persona oculta.
Hace poco leí un artículo que reflexionaba si eran malos tiempos para la poesía, es decir si a la gente les sigue interesando, y yo me pregunto si la poesía no ha sido siempre algo muy minoritario propio de cursis y melancólicos, je je.
Voy a tomarme el café antes de que se enfríe.

El padre de Bécquer era pintor, aunque apenas lo conoció, fíjate quizás hubiese podido desarrollar aún más esa sensibilidad.
Huérfano bien temprano, además murió tan joven. Muchos son los poetas que me emocionan, Bécquer es uno de ellos, sin duda, nos ofreció muchos caminos para poder recorrer.
La poesía es mucho más, es cierto, que transmitir sentimientos, me gusta que sea capaz también de hacerme reflexionar, que me golpee, que me haga transitar por los abismos o revolotear entre el sonido del viento, capaz de destruir mis muros, de explorar nuevos territorios nunca transitados, que me caliente el corazón, que me hiele la piel, nuevas experiencias que descubrir.
Estoy plenamente contigo, querida amiga, muchas veces nos sale al encuentro sin buscarla, en lo menos esperado.
Y me pasa un poco como a ti, entrar en una especie de trance, como con la pintura, de repente todo fluye, como si algo desde dentro de ti necesitase salir sin poder ejercer dominio alguno sobre ello, como algo exento a ti, pero que vive en ti.

Me pasa también cuando pinto, a veces intento y no sale nada, cuando intento ejercer algún control es cuando peor resultado aparece, sin embargo, cuando dejas que vuelen las manos, ellas parece que sepan lo que hay que hacer o decir, es curioso: ¿Serán las musas?
La poesía siempre ha sido minoritaria, sin embargo, desde mi punto de vista, es el génesis o el germen de la gran literatura universal, ahí tienes a muchos escritores relevantes que casi todos han escrito poesía, como una extraña necesidad...¿Del alma?

El tío de Bécquer también era pintor como su hermano Valeriano, al que estuvo tan unido que incluso colaboraron juntos, pintó el magnífico retrato de Gustavo Adolfo. Un cuadro de un romántico español, en mi opinión tanto en calidad como en intensidad puede parangonarse con el Caballero de la mano en el pecho del Greco.
G. Adolfo sólo sobrevivió dos meses a la muerte de Valeriano, otra hermosa historia como la de Theo y Vincent.
Bécquer solía decir que la pintura es un medio de expresión hacia lo inefable, superando a la escritura y que la mejor poesía escrita es aquella que no se escribe.
Estoy de acuerdo con él, pintar entraña una dificultad mayor que escribir y diría que el mejor cuadro es aquel que no se pinta. Será un ideal romántico de espera, una insatisfacción que te hace continuar...
Otra poeta por la que tengo una gran admiración es Wislaba Szymborska por su originalidad y fino sentido del humor, resulta inusual que los poemas te hagan sonreír, reír y reflexionar al mismo tiempo, la comparan con Antonio Machado, un poeta que has mencionado antes, otro que te hace caminar.

Te comprendo muy bien, estoy totalmente de acuerdo contigo, cuanto intentas ejercer control te sientes más perdido, si no controlas tu vida porque habrías de controlar lo que pintas.
Hace tiempo dibujé y escribí un poema que titulé Lorem Ipsum.

Fue una doble tentativa, sobre el control, la creación y el dolor y lo poco que significa... Tengo la impresión que mi lado más salvaje incluso en lo espiritual sale sobre esos trozos de papeles, y que lo importante es que salga ante cualquier otra cosa.
Disfruto infinitamente más leyendo o viendo o escuchando a otras u otros, el recuerdo que dejan en mí.

Actualmente la poesía que despierta más conexión supongo que será la de los cantautores, aunque por otra parte los rapsodas sean muy antiguos.
Leí una historia sobre un poeta, que ganaba cuatro perras con poemas que recitaba por la calle a la gente y que luego olvidaba.
A veces emociona tanto leer algún poema anónimo sobre las paredes o en la puerta de un water.
¿Continúa tan espléndido tu jardín?

Sigue precioso, soy el encargado oficial de que siga así, el jardinero del patio y de poemas. Muchas veces también pienso eso que has comentado antes, los mejores poemas son los que no se escriben o las pinturas que nunca ven la luz, quedan en una imagen de la mente, en una emoción contenida, pero no dan el salto a lo material, quizás no existen herramientas humanas para esbozarlo y convertirlo en algo comprensible al cerebro humano, creo que traspasa todo ello.
He leído algún poema de Wislaba Szymborska, acabas de crearme una curiosidad ampliada, la poeta polaca me gustaría descubrirle de nuevo.
Hay un poeta coreano que me gusta mucho, Ko Un, con sus poemas ha llevado su mundo sensible a algo tangible, comprensible, de la forma más sencilla y profunda.

Hay personas que me emocionan mucho amiga, incluso al borde de furtivas lágrimas que primero se contienen, pero al final acaban por recorrer mi rostro, son esas emociones que intentas primero contener y entiendes que son las que más caldean tu corazón, te golpean y necesitas como alimento vital.

La poesía oriental se nutre de una conciencia cultural y espiritual muy diferente a la de occidente, de hecho han inspirado la mayor parte de la poesía contemporánea occidental. El minimalismo de los haikus emergiendo de un trazo de tinta, negro sobre blanco que sucede en el acto de un espacio tiempo, que se relativiza, se ensancha, se expande como una gota de agua cayendo sobre un lago.
La observación del ahora, la emoción del ya parece mutable e inmutable y eterna.
¿Sabes Manu? Un argumento que escucho constantemente es que la poesía ha de ser comprensible, necesariamente.
Por qué si no “entendemos” lo abstracto o el surrealismo o la música etc, tenemos que entender un poema, no lo estamos sometiendo a la lógica de una racionalidad privándolo de su potencial.
¿No le impedimos a caso a la poesía que imagine, que demuestre su capacidad onírica, misteriosa y fantástica?
Tengo debilidad por los jardines amurallados, lo que en pintura llamaríamos un hortus conclusus,tanto reales como imaginarios, paisajes para mundos propios, santuarios, lugares sagrados que a veces sólo se encuentran en el corazón de otra persona.
Ha dejado de llover.
¿Nos vamos?


Cercano al mar vivo la paz,
este mar que lleva el cieloen pedazos, entre ola y olael sol encendido en la cresta. 
Todas las penas desnuda la brisa 
obsequiando el abrigo y la calidez 
como una madre que ampara 
exiliando de mí cualquier recelo. 
Preciso el salitre adherido a mi ser 
como savia motriz de mis sueños 
como catarsis de mis aflicciones. 
Tu vastedad evidencia mi nada 
rememora la sutileza del torso
el fugaz escenario de vida. 
Eres la presencia colosal
que mitiga mis nocivas espinas 
aquietando y sosegando mi alma.


Sobre el viento y los nombres de los dioses 
los ijares de los perros
la fatiga de los pájaros
en tu vientre y el calvero junto al río

para el fondo del océano
en el lento fuego de las estrellas
o en los planetas vacíos
por los felpudos
por los agujeros
contra la grieta del desierto
hacia el signo de los bosques
bajo los vertederos
a los abiertos batientes
entre el violeta del tejado
resbalando tras los vasos de cristal
donde cabe vendavales de miseria en un infierno 

contra todo pronóstico
desde el tronío del relámpago
con furia
mansamente
según el pulso perenne de las horas
hasta el funeral del amor tan imposible
los labios de los muertos
la herida en los flancos
dorando en la miel
leve en los pistilos
pálida en la diadema de algas de una sirena 

oscura en el principio y el final que fue,
es, será impredecible.
Sin cesar hoy lluevo.