Ars longa, vita brevis

domingo, 10 de abril de 2022

Por el paseo de salitre

 

Mi querida amiga

Espero que hayas tenido un hermoso viaje en que los que los ojos siempre curiosos hayan descubierto el brillo sobre los campos, el rojo de alguna nube o multicolores sobre los bosques hasta llegar junto al mar Cantábrico.

Me gustaría que ahora me acompañaras a un lugar especial para mí que serpentea junto al mar. Posee varios espacios que estaré encantado de enseñarte y hablarte de ellos. 

Pero antes decirte que si estuvieras aquí conmigo podríamos tomar juntos un café en algunas de las terrazas que dan al mar para deleitarnos de los mil colores que el mediterráneo nos brinda siempre, recordando así al maestro Sorolla.





Atardece y estos son los mejores momentos en esta costa para dar un paseo, también para recordar al pintor valenciano que tanto pintaba en las playas precisamente a estas horas de la tarde.

¿Qué tomarías Paloma? En mi caso siempre tomo un café largo muy aguado, nunca descafeinado, a veces también alguna infusión, especialmente de tomillo si es natural mucho mejor. 

Aquí en las montañas hay mucho tomillo, al igual que romero y té de roca. 


Cuando era un niño me encantaba ir con mis abuelos a recogerlos, al igual que setas 

espárragos silvestres, era feliz, me lo pasaba realmente bien con ellos, recorriendo 

las montañas y buscando manjares para llevar a la cocina de la abuela.


El recorrido empieza en la Plaza Mallorca, en la que tenemos la escultura que ganó el 

primer certamen de escultura de Oropesa del Mar, aunque popularmente todo el 

mundo le denomina el beso, en realidad su verdadero título es “Universal”.




Desde aquí arranca el paseo de piedra al lado del mar, que asciende poco a poco por 

la ladera montañosa donde hay algunas casas. Una de ellas, ha sido un símbolo de 

esta zona  ya que era toda de piedra, poseía un torreón. 

Existen fotografías bastante antiguas donde ya aparece la casa, quizás la más antigua 

de la zona, hablo en pasado porque decidieron, entiendo que los actuales dueños, 

derribarla. 

La casa incluso poseía su propio embarcadero, una casita cerca del mar donde solían 

resguardar las barcas.


En este momento llegaríamos a una de las joyas de la zona del mar en Oropesa.

¿Ves la foto Paloma? Es una isla casi pegada a las rocas, apenas tres escasos metros

la separan de la costa. 

Aquí todos hemos cruzado de niños sobre las rocas que existen, en realidad en el 

fondo cuando el mar lo permitía, hasta la isleta. Por ese nombre es como lo conocen 

aquí las personas del pueblo, pero que en su silencio debe guardar muchos

momentos, desde buceadores intrépidos, hasta enamorados que se besaron 

apasionadamente en sus rincones. 

La isleta es casi un monumento en los que muchos nos hemos bañado y nos hemos 

realizado algún rasguño contra las rocas. 

Cuando era niño cogíamos desde mejillones hasta erizos de mar en esa zona, ahora 

está todo agotado. 

Cuando hay temporal de mar, tendrías que verlo, el mar salta por encima de ella y 

siembra la isleta de cascadas de agua, es realmente un espectáculo todo el año, pero 

sobre todo en la época de poco turismo suelen dormitar en ella gaviotas y cormoranes.

¿Los intuyes Paloma? Los cormoranes rasantes al mar acaban de despegar de esa zona de la isla.




Luego subiríamos una pendiente algo prolongada hasta llegar a la zona de los 

acantilados.

Justo aquí debajo hay una roca con forma de cabeza de perro, no creo que fuese

el origen del nombre de la playa inmediata, “Morro de Gos” (Gos es perro en 

valenciano) más bien creo que forma parte de alguna leyenda por aclarar, no obstante 

parece divertido creerlo. 

En realidad hemos subido la montaña y ahora bajamos hasta la zona donde se 

encuentran otras dos joyas de Oropesa, su faro y la Torre del Rey.

Primero te diré que el faro fue inaugurado en 1859, muchos años habitado por fareros 

que se encargaban de no sólo su correcto funcionamiento, también solían vivir sus 

familiares. Finalmente desde hace unos cuantos años ya no hay fareros y es todo 

automático.

 

¿Te imaginas vivir en un faro Paloma?

El de Oropesa me parece que está en un enclave precioso, lo han promovido como 

bien de interés cultural como la Torre de la que te hablaré luego, pero lo encuentro un 

lugar perfecto para hacer una hermosa sala de exposiciones, multifuncional, o 

biblioteca de la costa, cualquier dotación cultural que sea un lugar para el 

enriquecimiento para sus visitantes, además las vistas sobre el Mediterráneo son 

espléndidas.







Acabaríamos en la Torre del Rey, un edificio de estilo renacentista, su origen en realidad se remonta a los reyes católicos, ya que es precisamente Fernando de Aragón quién a petición de los moradores de la población decide construir una torre en la costa oropesina. 

En un principio la población pidió a la corona la construcción de torre, capilla y fortaleza, pero parece que el dinero no llegaba, aunque parece que sí se llegó a construir todo, actualmente sólo nos queda lo que es la torre.
En 1534 Joan de Cervelló señor de Oropesa la robustece y le da el aspecto definitivo que vemos en la actualidad, por tanto es una torre dentro de otra torre.
Se denomina Torre del Rey porque Felipe II la adquirió en 1568. 



Ya ves lo imponente que es mi querida amiga, pues queda lo mejor, subir hasta la zona de terrazas, podrías disfrutar de una de las vistas más hermosas sobre toda la población. 
Desde allí podemos ver dos torres de vigilancia que también pertenecen a Oropesa, La Colomera y la Corda, ambas servían para anunciar la llegada de los ataques berberiscos a la población. 

Por tal motivo decidieron construir esta misma torre, por los muchos ataques piratas de la zona. El peor de ellos fue en 1619, cuando saquearon, incendiaron, mataron a gran parte de la población y se llevaron varios cautivos. En ese asalto rompieron la imagen de la Virgen del Rosario, que el barón de Oropesa Miguel de Cervellón traslada al convento de las carmelitas descalzas de San José y Santa Teresa de Valencia para que la restauraran. 
Desde ese año hasta 1964 no regresará la imagen a Oropesa, es decir, tardó trescientos cuarenta y cinco años, sólo a petición de los pobladores que sabían de la existencia de dicha imagen de la Virgen en el convento y que pertenecía a la población. 
Finalmente la imagen volvió, pero esta vez con el nombre de la Virgen de la Paciencia, debido al paciente trabajo de recuperación de la imagen.  
Así nos llega la historia, quizás mezclada con leyenda, existen bastantes datos históricos que así lo atestiguan.

Pasearíamos por los pequeños jardines de Torre y verías los golpes que recibió por los

distintos asedios recibidos, uno de ellos en la guerra de la independencia española 

contra las tropas francesas.

Al final después de caer el castillo de Oropesa, la guarnición se refugió en la torre, 

pero finalmente tuvieron que huir mediante el auxilio de un barco inglés que vino en 

su rescate.  

Paloma, sentémonos en ese banco, desde aquí también hay unas hermosas vistas 

sobre el mar, desde este mismo punto he realizado muchas fotos de amaneceres y

sobre todo de atardeceres. 

Esos malvas, naranjas y azules que despiertan siempre tanta emoción a quien los vive.


Espero mi querida amiga que hayas disfrutado del recorrido por la historia y por la 

actualidad de un paseo cargado de encanto y belleza.





Querido cómplice 


Mi reciente viaje fue una experiencia rica en colores, sabores, sonidos, tactos o aromas, al regresar he vuelto distinta, sucede lo mismo en ese constante viaje que es la vida, pero a diferencia de los viajes elegidos ignoramos de dónde venimos y adónde vamos.

Me propones ahora casi sin deshacer la maleta que te acompañe en una travesía de palabras haciéndome cómplice de un lugar que es el marco del cuadro real donde vives que se torna ideal por el sentimiento que se intuye al presentármelo.

Tomaría un té con mucho hielo y limón mientras tomas tu café americano y recordamos a tus abuelos, su sabiduría, respeto a la tierra y sus frutos.

Delante la mar su vaivén en olas esbozando ellas solas sus climas.

Sorolla es el mar y el mar es Sorolla para siempre, toda una paradoja que un pintor de apariencia tan sombría en su gesto fuera capaz de resumir todo ese luminismo en la capacidad de su pincel suelto, ligero y esencial.  

Por ahí anda un niño invisible, que ha vuelto para recorrer las montañas, hay una risa que creemos escuchar y es feliz, debes de ser tú Manu.

La plaza de Mallorca y ese beso esculpido que parece emerger de la tierra dándole además su color mismo.

Acertado el título, los amantes crean su universo se funden en el como estas bocas inseparables. Me lo imagino a la luz de la luna misterioso y erótico. En su factura hay una especie de primitivismo que lo hace asaz expresivo y telúrico.

La veo Manu, quién no ha querido conquistar la isla del tesoro. En esta isleta tuya los tesoros son los besos, los erizos de mar y la aventura de cascadas saladas que se desbordan. Las maveas (así llamamos en Asturias a los cormoranes) planean sobre ellas.

¿Viajaran esas aves desde tu tierra a la mía y viceversa?

Sobre lo que mencionas de la desaparición de algunas especies, la posteridad nos pedirá cuentas sobre el mal que hemos hecho y hacemos a nuestro planeta. En pocas décadas destruimos aquello que ha tardado millones de años en forjarse. Siento vergüenza, pesar, dolor por ello, la mayor atrocidad es que apenas hacemos nada para pararlo y repararlo.

Rompe la marea en el acantilado y baña la playa del Morro del Gos, en toda leyenda siempre hay un fondo de verdad…

Me parece recordar haber leído que todos los faros que aún existen son automáticos, tengo debilidad por ellos con sus destellos de lenguaje en la noche. Luz guía de la oscuridad, romántica su soledad, alto su coraje, sencillo su volumen.

Es precioso Manu, una de las joyas como dices, en perfecto estado, decorado con esa armonía blanca y amarilla en todo su entorno. 

Claro que me veo viviendo en uno sería la casa ideal para una ermitaña como yo.

En Santander han convertido a uno de ellos en museo con obras pictóricas relacionadas con los mismos faros y el mar.

Sólida la torre del Rey, volumen compacto y fortificado al igual que el peso de su historia fascinante que me narras, su pasado presenta tarifa de sangre, salitre y sudor. 

Creo que la prefiero ahora como mirador de la belleza donde observar o como tú fijar en fotografías lo hermoso y efímero de sus amaneceres o crepúsculos.

Ocurre que siendo incapaces de despedirnos de la belleza necesitamos plasmarla aunque el sol salga y se oculte al otro día y al otro, en ese diario suceso hay algo que varía cada vez haciéndolo diferente y único con ese manto de flores a sus pies.

Me sentaré en el banco a tu lado y cerraré los ojos un momento para que ese aire se cuele en mis pulmones y me transforme, así ocurre.

He tenido un cicerone de lujo por ese amor, esa poesía y ese conocimiento que me has traspasado desde tu Oropesa del Mare Nostrum.