Ars longa, vita brevis

miércoles, 18 de enero de 2012

Canción para navegar








Me he decepcionado mucho de a quien le di mi lealtad, y sólo me vio como su esclavo o su vasallo.
Luis Gabriel Carrillo Navas.

¿Hasta dónde alcanza la lealtad? O ¿Hasta dónde la egolatría legendaria detenta la capacidad y la audacia de llevarla?
Las repuestas para ambas preguntas las da la historia en medio del tiempo y la geografía.
Conocemos las gestas grabadas en las piedras de Ramsés, Gengis Khan, Carlomagno o Napoleón.
Algunas de ellas aún permanecen sobre la tierra en que fueron erigidas como testimonio
de la gloria de unos personajes idolatrados como dioses, reyes o emperadores, autocracia entre valores absolutos el bien y el mal, dictaminados el valor ético de ambos sujeto al interés en la perpetuación de su vida y memoria.

Las piedras abandonaron las canteras para elevarse a cielo siendo catalogadas como maravillas del mundo y patrimonio de la humanidad.
De algunas de estas maravillas tan sólo ya podemos convocar el testimonio escrito de su esplendor.
China el país del dragón, capital Pekín en cuyo interior existió otra urbe, La Ciudad Prohibida, tiene el privilegio de contar con dos de estas maravillas.
Una de ellas, la archifamosa Muralla China que mide unos 6. 700 kilómetros y fue levantada para defenderse de las tribus nómadas (Xiognu) del norte por su primer emperador, Quin Shi Huangdi, fallecido en el año 210 a. J.C.
Quin consiguió unificar el territorio de la actual China, Shi Huangdi significa literalmente primer emperador, aunque el título de emperador (Imperator) es de origen latino en concreto de la antigua Roma.
Cayo Julio César ostentó por primera vez este título político y militar cuyo significado es del comandante o vencedor en una batalla. Etimológicamente en un sentido estricto emperador proviene del latín aunque otro países e imperios incluso en Oriente lo utilizan incluso hoy en día como en el caso de Japón.
China derrocó a su último emperador Puyi, el señor de los diez mil años en 1945.
Designado por la vieja buda, la última emperatriz Tzu Shi. Esta mujer cuyo nombre infantil era el del Orquídea fue escogida en su adolescencia como concubina del emperador con el nombre de dama Yenohala al igual que su prima Sakota elegida como primera consorte del emperador.
Tzu Shi poseedora de una gran belleza e inteligencia consiguió escalar puestos ganándose la confianza de su madre y el amor del propio emperador del que tuvo un hijo.
A la muerte del emperador en plena juventud debido a todo tipo de excesos es nombrada junto con su prima Sakota (Tzu An) regentes del Imperio ya que ella era ya la segunda consorte pero Tzu Shi hasta su muerte detentó el poder real


(interesantes y objetivas las biografías que sobre ella han escrito Anche Min y Pearl S. Buck) en sus últimos días nombró sucesor a un niño llamado Puyi.
El ciudadano Puyi fue acusado de traidor y reeducado por la revolución, su posterior actividad la desarrolló como jardinero y luego como archivista de la biblioteca nacional, en realidad el último emperador estuvo prisionero toda su vida primero de la ambición de su familia, de su casta, de la tutela de otro imperio el británico y más tarde del partido comunista para unos y para otros era un símbolo y así fue inmortalizado en la oscarizada película de Bernardo Bertolucci.

Quin Shing Huangdi dedicó mucho de su tiempo y erarios durante su regencia para encontrar la planta de la inmortalidad (bu si zhi cao) vagando por la costa del mar Oriental ofrecía sacrificios a las montañas, a los ríos y a los ocho espíritus fascinado por los aspectos sobrenaturales de algunas teorías del tao, ya que renegaba del confucionismo.
Enviando expediciones para hallar la flor mágica sin ningún resultado a pesar de eso no descuidaba los asuntos de estado contando con la ayuda del gran consejero Li Si.


La segunda maravilla construida por el primer emperador Quin fue la de un complejo funerario instalado en el monte Li, el lugar escogido para el monumento proseguía la tradición geomántica taoísta precisa y antigua, lo que los chinos llaman fengshui (viento y agua) ya que aseguraba el descanso del difunto emperador Quin Shi entre las tinieblas.
Y de ellas emergieron en 1974

Durante la primavera tres campesinos descubrieron cuando cavaban el suelo a cuatro metros de profundidad el principio de un descubrimiento absolutamente único por varias características, pero sobre todo por once corredores paralelos de doscientos metros de longitud donde se alineaban en perfecta formación el increíble ejercito del emperador.

7000 soldados escupidos a tamaño natural en terracota con sus armas e incluso los caballos y los carros de guerra.
Algo asombroso además quedó al descubierto todas las figuras son distintas ejecutadas con un magnífico realismo para destacar en sus rasgos el carácter facial individual, su rango, recreado hasta los detalles más nimios, su indumentaria y armamento.
El cálculo estima que unos 700.000 artistas y operarios fueron empleados para el monumento funerario del emperador


(el hijo del cielo), cuando sobrepasara las fuentes amarillas, su dinastía parental apenas sobrevivió después sepultarle bajo la montaña de Li.
El descubrimiento llenó de estupor y miedo la pequeña aldea ya que temían ofender algún espíritu inmortal resurgiendo para castigarles.
Los ancianos recordaban que sus padres al buscar agua en los pozos en alguna ocasión desenterraron figuras parecidas y al considerarlos como un mal presagio o los rompían, los colgaban de los árboles o volvían a enterrarlos.
Esta vez sin embargo la salida a luz de los soldados llegó a instancias del gobierno de Mao enviando al instante un equipo de arqueólogos.
Para los chinos la guerra era un arte que desarrollaban con sofisticadas estrategias, sus temibles y aguerridos guerreros alcanzaron tal maestría en el combate que fueron estudiados por otros ejércitos contemporáneos.
Napoleón el otro emperador corso, guerrero y estratega cuya arma más temible la desenvainaba su ambición citó lo siguiente: Cuando China despierte, el mundo temblará.

Despertaron de su letargo heroico y esotérico los guerreros de Xiam, el ejercito inmortal, la lealtad muda más allá de la muerte modelada con arcilla y agua.
Por un instante imagino al guerrero de barro con una rodilla en genuflexión alzarse en pie negándose a atender las romanzas sobre los héroes y prestándole oído al viento de oriente quizá escuche ahora una canción para navegar.

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Canción para navegar

Un barco de sándalo y remos de magnolia, en ambas puntas se sientan "flautas de jade y pífanos de oro".
Bellas cantantes, incontables cascos de vino dulce, oh, déjenme seguir las olas, dondequiera que me lleven.
Soy como el inmortal que se fue montado en la grulla amarilla, sin meta vagabundeo siguiendo a las gaviotas blancas.
Las canciones de Chu-ping aún brillan como el sol y la luna.
De los palacios y torres de los reyes de Ch'u no quedan rastros en las montañas.
Con un solo golpe de mi pincel sacudo las cinco montañas, el poema terminado, río, mi deleite es más vasto que el océano.
Si la fama y las riquezas pudieran durar para siempre, el río Han fluiría hacia el noroeste volviendo a su fuente.

Li Po