Ars longa, vita brevis

miércoles, 29 de febrero de 2012

La pitanza del olvido

La ingesta de alimentos resulta primordial para la existencia, necesitamos alimentarnos varías veces al día y así lo hacemos en condiciones normales divididos en: Desayuno, almuerzo, merienda y cena.
Según el génesis después de crear el universo, este planeta y la primera pareja, los infortunios para alimentarse comenzaron con la condena bíblica que Dios Yavhé o Jehova impuso a la pareja edénica por ingerir una manzana de un árbol prohibido expulsándoles del paraíso para ganar el pan con el sudor de su frente.
Esto del pan en el paraíso me intriga....
¿Ya existía este alimento básico que acompaña invariablemente todas las comidas desde tiempos inmemoriales? O ¿fue posterior a la expulsión?
Entonces si apareció tras el desahucio de Adán y Eva, ambos desarrollaron el oficio de panaderos y a la vez el de agricultores e inventores del molino y el horno...
Aunque claro me olvidó que el maná llovía del cielo en el desierto durante el éxodo después de la huida de Egipto así que Adán y Eva probablemente disfrutaban del pan en el edén.
La Antropología investigó sobre cuales fueron los primeros alimentos del homo erectus descubrieron que su alimento inicial fueron las semillas, las frutas y raíces.
Incorporaron después restos de animales que encontraban debido a los escasos nutrientes de su dieta con lo cual así pasaron a convertirse en omnívoros pero este periodo carroñero fue breve debido a la insuficiencia de los cadáveres encontrados y ya devorados por otros animales; entonces desarrollaron técnicas de caza y para propiciar la buena ventura para cobrar piezas comenzaron rituales mágico religioso como el de pintar las paredes de las cuevas o moldeando objetos.
En ese transcurso el alimento toma características de símbolo y otros significados más complejos del de un simple alimento y así continuó propagándose la alegoría con el contacto de nuevos territorios.
Desarrollado el pensamiento primitivo une de una forma filosófica dos medios el cósmico y el terreno creado dioses que unas veces ligados con los alimentos adquieren apariencia totémica.
Creando la idea de dioses que muchas veces están representados por el animal que con más frecuencia el grupo caza, un ejemplo sería un uro (toro salvaje).
De esta forma el uro toma aspecto totémico e identificación de clan, personificado con un dios sobrehumano dando respuesta así a la muerte dotándolo de un poder sobrenatural tratando de rebasar los límites de la vida a esto se le denomina “animismo” o adquisición del alma.
La gastronomía comenzó cuando el hombre descubrió el fuego y asó su comida en el.
O sea cuando inventó o descubrió la parrilla prehistórica y así continuó desarrollando el arte de guisar diferenciándose del resto del orden animal que ingiere los alimentos crudos.
Estas disquisiciones anteriores sobre el pan en el paraíso que me perturban resultarían insustanciales a los teólogos pero la religión judeocristiana retoma otra vez el tema en el nuevo testamento recogidos por el cuarteto de evangelistas y éstos relatan la última cena del mesías con sus apóstoles y el milagro de las bodas de Canaan donde Jesús multiplicó el pan y el vino.
Me situó en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán.
Y allí en el comedor del convento admiro el mural que no fresco ya que fue un experimento técnico de temple y óleo del genial Leonardo da Vinci.
El mural recrea la última cena, allí Cristo comparte el pan y el vino con sus discípulos trasmuta su cuerpo y su sangre a los símbolos en una antropofagia mística exhortándoles a repetir el rito en memoria suya hallando por ello la gracia divina.
El pan convertido en sacro tal es la importancia de este alimento básico.
Robertson Smith reflexiona: “La fuerza moral de la comida pública de sacrificio reposaba en representaciones muy antiguas relativas a la significación del acto de comer y beber en común.
Panem nostrum quotidiamun da nobis hodie o danos el pan de cada día así rezan miles de fieles cristianos a diario de modo comunitario o a solas.
Las pautas alimentarias son marcadas por las creencias religiosas en cada cultura.
La religión cristiana es casi la única que permite comer de todo incluso la sangre ( ejemplo la morcilla) con la excepción de la cuaresma donde es restringido el consumo de carne siendo además la gula uno de los siete pecados capitales. Hay manjares específicos que conmemoran festividades religiosas como el roscón de reyes, la mona de pascua o las torrijas en semana santa etc.

La religión islamista en su libro sagrado el Corán establece unas leyes gastronómicas como no ingerir carne de cerdo ni de animales de compañía, ni animales depredadores.
Importante además es como son sacrificados los animales para el consumo.
La muerte no puede ocurrir con violencia.
En el Ramadán la fiesta religiosa capital del mundo islámico taxativamente resulta prohibido comer y debe ayunarse mientras haya luz.
Al anochecer efectúan rituales como el lavado de manos justo antes de ingerir alimentos para purificarse.

También el judaísmo diferencia los alimentos en puros e impuros como un camino hacia la espiritualidad.
Impura es la carne de caballo, el cerdo, la de animales carroñeros.
Puros serían la vaca, las gallinas, el cordero, la cabra y todos los pescado a excepción de los que no tiene escamas y cola como el lenguado, el rape o los mariscos.
El sacrificio de los animales ha de realizarse al igual que en el islámico con un proceso exacto mediante un cuchillo ritual y dejando desangrarse al animal totalmente lavando la carne con agua en abundancia antes de cocinarla.
Su creencia es que el alma del animal se encuentra en la sangre y por tanto es sagrada.
La mezcla de algunos alimentos tanto en su elaboración como al servilas en la mesa debe hacerse por separado en vajillas diferentes como en el caso de la carne y la leche.

El hinduismo también señala hábitos alimentarios clasificándolos en puros e impuros pero no únicamente en las viandas, dependiendo además de la casta el sexo o la edad de la persona que las come o las toca.
A los brahames les está prohibido comer cebollas, ajos, puerros y setas.
Para los hindúes la vaca es sagrada porque se considera un animal favorecido por el Señor Supremo de Los Vedas, el Señor Krishna.
El hinduismo es uno de los primeros partidarios del vegetarianismo y la más antigua de las religiones orientales. La no violencia llevada a tal extremo hasta el punto que aquellos que matan vendan, cocinen o sirven carne son condenados.

Las creencias budistas más importante son el amor y la compasión ya que Buda trataba de disuadir para que no comieran carne puesto que apoyaba el sacrificio y éste está en contra del principio de la no violencia.
Para los budismo la agresión que los humanos causan a los animales muestra la relación agresiva que los humanos mantienen entre si.
La falta de respeto por la vida animal infiere la otra falta de respeto por la vida humana.
La dieta vegetariana implica pacifismo, felicidad y bondad hacia otras personas.
Las historias del Jataka cuentan que Buda se reencarnó en diferente animales por eso matar animales equivale a matar humanos y al igual que los vedas sostienen que aquellos que causen dolor algún animal experimentarán el mismo dolor en el futuro.


Disquisiciones religiosas al margen la comida, la gastronomía nació como una ciencia que estudia multitud de ejes culturales y religiosos de la comida no únicamente como arte culinario sino en su diversidad didáctica en la tierra y en sus tipologías.

El ser humano por lo general detesta alimentarse en soledad como así reflexiona Epicureo: “Debemos buscar alguien con quien comer y beber antes que buscar algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un león o de un lobo."

Compartir el rito de la alimentación además ha desarrollado unos modales gastronómicos que varían de una cultura a otra e incluso un género literario que recoge todo tipo de recetas desde las guisanderas hasta las de los cocineros o chefs, artistas culinarios.
El uso de cubiertos o palillos es parte de un refinamiento y unos modales a la hora de comer pero furtivamente a veces necesitamos comer con nuestros dedos recordando atavismos ancestrales aún cuando en nuestra cultura occidental las normas “prohiben” que así lo hagamos.
La comida como protagonista o punto de enlace o excusa argumental en el arte aparece en poemas, libros, películas, con su propia idiosincrasia o como símbolo, como metáfora e incluso un escenario filosófico como el banquete de Platón.

En la plástica desde las pinturas murales en las cavernas continuó evolucionando hasta tal punto que Arcimboldo realizó obras manieristas en las que las frutas y hortalizas se juntan de tal forma que representan un sujeto, un hombre en una silueta reconocible.
Con los vanitas barrocos torna a una senescencia de frutas pasadas recordando un memento mori: recuerda que vas a morir.
La comida instituyo además otro género pictórico: el bodegón.
Representando naturalezas muertas que incluyen preferentemente para algunos creadores la comida y los utensilios de cocina proporcionando una libertad compositiva frente otro géneros pictóricos como el retrato o el paisaje e incluyendo el bodegón en el paisaje.
Edoaurd Manet fue más allá reuniendo los tres géneros en su lienzo: Desayuno sobre la hierba.
Obra que escandalizó la moral decimonónica no por el desnudo de la fémina; el porque aconteció debido a los personajes masculinos vestidos con ropas de su tiempo si el vestuario hubiera sido historiscista, es decir mitológico, el lienzo hubiera pasado desapercibido.
Manet encontró inspiración en una obra del Giorgione para componer el célebre desayuno.
Uno de los pintores contemporáneos que más importancia dio a la comida fue Salvador Dalí de hecho sostenía que el órgano más filosófico del hombre son sus mandíbulas por eso retomó la tradición reconvirtiéndolos en símbolos místicos, arcanos y eróticos e incorporó los huevos fritos, el pan, las judías, en cuadros como: Canibalismo de otoño, Premonición de la guerra civil, Construcción blanda con judías hervidas, etc.
El tiempo tomó de su pincel la apariencia de reloj blando después de inspirarse en el queso fundido.
Dalí sirviéndose del pan como fetiche para utilizarlo incluso donde no tiene sentido de permanencia como por ejemplo en la fachada de la Torre Galatea o en los sombreros.
Uno de sus cuadros favoritos fue el Angelus de Millet en la que una pareja de campesinos da las gracias a Dios por la cosecha obtenida ya que a sus pies tiene en un cesto de patatas, el fruto que con tanto esfuerzo les ha costado obtener.

Mientras que Dalí invoca el subconsciente emocional René Magritte apela a la inteligencia del espectador.
Calificado al igual que Salvador Dalí de surrealista otros estudiosos de su obra le enmarcan dentro del Realismo mágico.
En su autorretrato del bombín con una manzana titulado: El hijo del hombre (utilizaba esta fruta habitualmente) su intención no es la de darle el sentido bíblico de tentación más bien trata de revelar lo visible escondido.
Para Magritte un objeto oculta a otro detrás de el por eso hace visible lo que está escondido, los pies dentro de los zapatos, los senos sobre la ropa y oculta lo que normalmente es visible como el rostro detrás de la manzana quitando el velo habitual la piel de la cara descubriendo lo que esconde como un doble secreto y de ahí la sorpresa puesto que lo desvelado no corresponde con lo esperado.
Su amigo el poeta Paul Noguet escribió la siguiente reflexión sobre ese cuadro : “El interior de vuestra cabeza no es esta masa”. El interior de vuestra cabeza no es lo que os han dicho, no es “una masa gris y blanca”.
El secreto no es desvelado, al contrario se desdobla, bajo el primer velo encontramos otro velo sometiendo al espectador a un doble proceso mental en un doble vaivén, en una sucesión que cambia de piel a la de la manzana pero sin desvelar lo escondido.
Magritte negó siempre el simbolismo en sus obras aunque para otros teóricos dado el título del lienzo el hijo del hombre es el hijo de Adán y la manzana representa la tentación de la vida moderna.
El propio artista declaró la intencionalidad del cuadro como una denuncia ante lo fácil que es para nosotros rellenar con lo que no conocemos.
El hombre tiene muchas cosas que no da a conocer, que tapa, al igual que en un cuadro.

La miga de pan puede transformarse en la materia prima para crear obras y tanto el arte conceptual como el contemporáneo utilizan la comida como pretexto compositivo como mazorcas de maíz u las latas de sopa Campbell de Andy Warhol.

En 1895 los hermanos Lumière proyectaron por primera vez en la historia imágenes en movimiento con: 'El desayuno del bebé.
Más tarde Charles Chaplin en la Quimera del oro protagoniza por primera vez una escena paladeando como si fuera una refinada vianda una bota hervida.
En la trilogía del Padrino tanto en la novela como en las tres sagas de la película hay un elemento repitiéndose: las naranjas.
Esta misteriosa fruta para algunos muestra un código constante escondido que precede la acción o bien de violencia, de traición o de muerte. Para otros no es más que la pasión por el detalle de Francis Ford Coppola.
En el cine la comida toma y tomó frecuentemente la excusa gastronómica como argumento recurrente.



Aforismos y frases en latín propagan una sabiduría culinaria empírica o con una ironía chusca como: Brevis oratio et longa manducatio o lo que es lo mismo discurso breve y comida larga.
Cualquier conmemoración, cualquier acontecimiento o logro, feliz o desgraciado culmina con un brindis, un banquete o un convite familiar para confortarnos en la pitanza de continuar viviendo desligándonos de la muerte porque al comer la exorcizamos con olvido.
Los trastornos alimentarios van unidos a enfermedades psicológicas severas como la obesidad mórbida, la anorexia, la bulimia y aún los leves como pérdida de apetito o su aumento en cualquier momento crucial de la existencia los sufrimos todos.
Nuestra sensibilidad necesita del alimento de poesía, música, artes plásticas etc. por ello no podíamos menos que sublimar el instinto alimentario.
Lamentablemente ambas o alguna no son disfrutadas por el total de la humanidad.
Comemos para vivir y vivimos para comer pese a que el aforismo insista en la primera frase como norma saludable.
Las piezas gráficas realizadas por la agencia Y&R recrea mediante alimentos reales y frescos una de las obras de Magritte con un mensaje hedonista traducido que comer por todos sus costados es arte, el arte además del placer con todo sentido del gusto.