Ars longa, vita brevis

lunes, 21 de enero de 2013

Los profetas del color



El mejor profeta del futuro es el pasado.
Lord Byron

Profeta, los artistas asimilan este rol a menudo consciente e inconscientemente y la profecía vertida en su arte vislumbra el presente e incluso el futuro, pero...
¿Esas visiones unilaterales desmarcan un mundo más allá de si mismos? Sería mejor precisar que practican la clarividencia de revelar su propio espíritu su propia carne percibida en su mundo interior u otro mundos externos que vislumbra mediante sus sentidos, sensibilidad e inteligencia.
Para quién habla un artista, para si mismo fundamentalmente porque nada le asegura el qué ahí halla alguien que le entienda o mejor se involucre en esa visión en esa premonición producto de su futura obsolescencia.
Sí el artista habita el pasado de sus sombras sus recuerdos su ahora su después que indefectiblemente le ha estabilizado o le estabilizará en la memoria del tiempo.
La profecía ese don de ver encontró en Francia a finales del siglo XIX un grupo que formaron varios pintores inspirándose en otro arúspice que fue Paul Gauguin ya que le tomaron como punto de partida para una nueva visión.
El grupo lo formó Paul Sérusier ( único díscipulo directo de Gauguin), Maurice Denis, Pierre Bonard y Édouard Vuillard. Odile Redon, Puvis de Chavannes, Félix Vallotton, Ker-Xavier Roussel y los escultores Aristide Maillol y George Lacombe.
Al grupo se le denominó Nabi, palabra hebrea cuyo significado es profeta.
Los nabis cuya visión y toda visión es un movimiento fue un grupo ecléctico distanciado de lo natural basándose en sus propias metáforas particulares incidiendo en su propio mundo interior convirtiendo sus sentimientos en la base compositiva expresada en el color.
Así es como hay que entender la obras de los nabis en sus estados de ánimo deformando la realidad tanto objetiva (lo que ven) como subjetiva (la emoción) por ello su movimiento se dividió en dos ramas una más decorativista y otra más espiritual expresado exponencialmente en el color que más tarde serían precursores del fauvismo y la abstracción.
Experimentaban con todo tipo de materiales incluso editaron una revista: La revue Blache, tanto plástica como literaria en la que participaron los artistas y literatos más significativos de la Francia del momento lo que produjo un conocimiento rápido por parte del público, una de las pretensiones de los nabis era democratizar el arte.
Los nabis eran excéntricos reuniéndose en distintos lugares hasta que el pintor nabi y escritor Paul Rason puso a disposición su propia casa a la que llamaron el templo con una vestimenta especial y efectúan un ritual lo que le confería un carácter religioso, místico, en que de lo contemplativo proseguían a lo espiritual.
Los nabis más que ningún otro movimientos les atraía el hermetismo, el budismo, lo exótico y orientalista e incluso el cristianismo ortodoxo.
La mayoría de ellos fueron teóricos con algunas obras excepto Bonnard y Vuillard.
Maurice Denis creó un taller sacro reinventado una pintura pura en una mímesis que rompa la anécdota tornándola más simplificada que la emparenta con la pintura medieval y con el renacimiento.
Relacionados con el simbolismo literario, con Charles Baudelaire y sus emblemáticas Las flores del mal a los que también les atraía el mundo como un misterio sin descodificar en una sinestesia percibida entre colores y letras como el verso de Rimbaud, Vocales, que les apartaba de la realidad objetiva y de la representación de la misma reivindicando la exaltación de la imaginación, los sueños y la espiritualidad y como no lo que percibe todo ello, la intuición.
Cada artista emplea el color traduciendo éste en un simbolismo propio único para expresar ese mundo intimista en la profecía profanando su oculta emotividad.

IV- Correspondencias


La creación es un templo donde vivos pilares 

hacen brotar a veces vagas voces oscuras;

por allí pasa el hombre a través de espesuras 
de símbolos que observan con ojos familiares.


Como ecos prolongados que a lo lejos se ahogan 
en una tenebrosa y profunda unidad,
inmensa cual la noche y cual la claridad,
 perfumes y colores y sonidos dialogan.


Laten frescas fragancias como carnes de infantes, 
verdes como praderas, dulces como el oboe,
 y hay otras corrompidas, gloriosas y triunfantes,

 de expansión infinita sus olores henchidos,
 como el almizcle, el ámbar, el incienso, el aloe,
 que los éxtasis cantan del alma y los sentidos.
Charles Baudelaire.


Soneto de las vocales, de Iluminaciones

" A negra, E blanca, Y roja, U verde, O azul: vocales,
algún día diré vuestro origen secreto;
A, negro corsé velludo de moscas relucientes
que se agitan en torno de fetideces crueles,
golfos de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas,
lanzas de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbelas;
I, púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos
en cóleras terribles o embriagueces sensuales;
U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos,
paz de campo sembrado de animales, paz de arrugas
que la alquimia imprimió en las frentes profundas;
O supremo clarín de estridencias extrañas,
silencio atravesado de Angeles y de Mundos;
O, la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos! "


Arthur Rimbaud.
Obras: El talismán, de Paul Sérusier.
Autorretrato de Pierre Bonnard.
Las musas de Maurice Denis.