El mejor profeta del futuro es el
pasado.
Lord Byron
Profeta, los artistas asimilan este rol
a menudo consciente e inconscientemente y la profecía vertida en su
arte vislumbra el presente e incluso el futuro, pero...
¿Esas visiones unilaterales desmarcan
un mundo más allá de si mismos? Sería mejor precisar que practican
la clarividencia de revelar su propio espíritu su propia carne
percibida en su mundo interior u otro mundos externos que vislumbra
mediante sus sentidos, sensibilidad e inteligencia.
Para quién habla un artista, para si
mismo fundamentalmente porque nada le asegura el qué ahí halla
alguien que le entienda o mejor se involucre en esa visión en esa
premonición producto de su futura obsolescencia.
Sí el artista habita el pasado de sus
sombras sus recuerdos su ahora su después que indefectiblemente le
ha estabilizado o le estabilizará en la memoria del tiempo.
La profecía ese don de ver encontró
en Francia a finales del siglo XIX un grupo que formaron varios
pintores inspirándose en otro arúspice que fue Paul Gauguin ya que
le tomaron como punto de partida para una nueva visión.
El grupo lo formó Paul Sérusier (
único díscipulo directo de Gauguin), Maurice Denis, Pierre Bonard y
Édouard Vuillard. Odile Redon, Puvis de Chavannes, Félix
Vallotton, Ker-Xavier Roussel y los escultores Aristide Maillol y
George Lacombe.
Al grupo se le denominó Nabi, palabra
hebrea cuyo significado es profeta.
Los nabis cuya visión y toda visión
es un movimiento fue un grupo ecléctico distanciado de lo natural
basándose en sus propias metáforas particulares incidiendo en su
propio mundo interior convirtiendo sus sentimientos en la base
compositiva expresada en el color.
Así es como hay que entender la obras
de los nabis en sus estados de ánimo deformando la realidad tanto
objetiva (lo que ven) como subjetiva (la emoción) por ello su
movimiento se dividió en dos ramas una más decorativista y otra más
espiritual expresado exponencialmente en el color que más tarde
serían precursores del fauvismo y la abstracción.
Experimentaban con todo tipo de
materiales incluso editaron una revista: La revue Blache, tanto
plástica como literaria en la que participaron los artistas y
literatos más significativos de la Francia del momento lo que
produjo un conocimiento rápido por parte del público, una de las
pretensiones de los nabis era democratizar el arte.
Los nabis eran excéntricos reuniéndose
en distintos lugares hasta que el pintor nabi y escritor Paul Rason
puso a disposición su propia casa a la que llamaron el templo con
una vestimenta especial y efectúan un ritual lo que le confería un
carácter religioso, místico, en que de lo contemplativo proseguían
a lo espiritual.
Los nabis más que ningún otro
movimientos les atraía el hermetismo, el budismo, lo exótico y
orientalista e incluso el cristianismo ortodoxo.
La mayoría de ellos fueron teóricos
con algunas obras excepto Bonnard y Vuillard.
Maurice Denis creó un taller sacro
reinventado una pintura pura en una mímesis que rompa la anécdota
tornándola más simplificada que la emparenta con la pintura
medieval y con el renacimiento.
Relacionados con el simbolismo
literario, con Charles Baudelaire y sus emblemáticas Las flores del
mal a los que también les atraía el mundo como un misterio sin
descodificar en una sinestesia percibida entre colores y letras como
el verso de Rimbaud, Vocales, que les apartaba de la realidad
objetiva y de la representación de la misma reivindicando la
exaltación de la imaginación, los sueños y la espiritualidad y
como no lo que percibe todo ello, la intuición.
Cada artista emplea el color
traduciendo éste en un simbolismo propio único para expresar ese
mundo intimista en la profecía profanando su oculta emotividad.
IV-
Correspondencias
La
creación es un templo donde vivos pilares
hacen brotar a veces
vagas voces oscuras;
por allí pasa el hombre a través de
espesuras
de símbolos que observan con ojos familiares.
Como
ecos prolongados que a lo lejos se ahogan
en una tenebrosa y
profunda unidad,
inmensa cual la noche y cual la claridad,
perfumes
y colores y sonidos dialogan.
Laten frescas fragancias como
carnes de infantes,
verdes como praderas, dulces como el oboe,
y
hay otras corrompidas, gloriosas y triunfantes,
de expansión
infinita sus olores henchidos,
como el almizcle, el ámbar, el
incienso, el aloe,
que los éxtasis cantan del alma y los sentidos.
Charles Baudelaire.
Soneto
de las vocales, de Iluminaciones
"
A
negra, E blanca, Y roja, U verde, O azul: vocales,
algún
día diré vuestro origen secreto;
A,
negro corsé velludo de moscas relucientes
que
se agitan en torno de fetideces crueles,
golfos
de sombra; E, candor de nieblas y de tiendas,
lanzas
de glaciar fiero, reyes blancos, escalofríos de umbelas;
I,
púrpura, sangre, esputo, reír de labios bellos
en
cóleras terribles o embriagueces sensuales;
U,
ciclos, vibraciones divinas de los mares verduscos,
paz
de campo sembrado de animales, paz de arrugas
que
la alquimia imprimió en las frentes profundas;
O
supremo clarín de estridencias extrañas,
silencio
atravesado de Angeles y de Mundos;
O,
la Omega, el reflejo violeta de sus Ojos! "
Arthur
Rimbaud.
Obras:
El
talismán,
de Paul Sérusier.
Autorretrato
de Pierre Bonnard.
Las
musas de Maurice Denis.