Ars longa, vita brevis

domingo, 24 de febrero de 2013

Demons blues




Un amigo mío dibuja mapas de lugares a los que quizá vaya o los que quizá nunca irá.
Dibujar traza mapas incluso cuando retratas a alguien, la fisonomía toma forma de cartografía en los relieves de un lenguaje corporal.
Bosquejo un mapa con destino a las carreteras de un blues por el delta negro del Mississippi.
Blues exclama la expresión de sentirse triste y solo que remontándose en el tiempo se retrotrae a la Gran Bretaña del siglo XVII al argot con el que los demonios azules denominaban a la melancolía, la primera referencia a los blue devils nos remite a la farsa de George Colman.
La carretera 61 un ábaco contando 325 kilómetros por el tórrido verano desde Memphis al estado con nombre de río.

Pueblos con locales tugurios para el grito de campo azul, el blues memoria cadencia de algodón y esclavitud y aparcería y libertos y libres con una última gran parada de autopista en Chicago.
La influencia de su melancolía dejándose escuchar en el ragtime, bluegras, jazz, rock and roll, country, funk, pop, Heavy metal, hip hop y el rap.
Doce compases mueven un blues para tocar, cantar y bailar.
Bluesman Womanblues con guitarra y armónica recorrían carreteras del blues para percibir la vida mientras ocurriendo pasa con sus pequeñas maletas de cartón hacia el norte, hacia el este, hacia oeste desde el sur.
El blues era la música del demonio para versos como los del Sonny Boy Williamson:

Cada vez que ella se pone hacer el amor, le devuelve la vista al ciego.

Blues plegarias de los viejos en las iglesia baptistas, leyendas del blues como Robert Johnson:

Sí, los blues son la enfermedad del viejo corazón dolorido, Sí los blues son la atroz enfermedad dolorido, Como la tuberculosis, me matan poco a poco.

Well, the blues am a achin' old heart disease,
Well, the blues am a low down achin´
heart disease
Like consumtion, killin' me by degrees.

Para Willie Dixon el compositor poeta y filósofo la música del blues era inmensa por la sabiduría que aportaba luchó durante más de cinco décadas por su reconocimiento de raíz núcleo de la música americana.

Los blues montándose en un tren hacía el norte para obtener una oportunidad lejos de la opresión.
El Chicago Defender el periódico más influyente en la América negra en 1917 publicaba anunciando: “ El Defender os invita a todos a venir al norte. Hay muchos sitios para hombres buenos y serios, activos. Trabajo de sobra. Y para los que no queráis trabajar las cárceles se ocuparán de vosotros. Cuando hayáis cumplido treinta días de trabajos forzados, habréis aprendido a trabajar. Cualquier sitio en la tierra del señor es mejor que el sur. No dejéis que los blancos sureños os tomen el pelo. Venid y uníos a los hombres libres”.

Blues Work songs o Hollers, las primeras asociadas a los cantos de trabajo en las cuadrillas de trabajadores en las plantaciones que se iniciaron en los barcos venidos desde África donde encadenados su voz era el único instrumento para susurrar el dolor, el temor y la nostalgia en la bodegas por la separación del continente la familia y por todas crueles penurias sufridas a bordo como el hacinamiento, las cadenas, las torturas, las enfermedades e incluso la muerte.
En las Work song un solista improvisaba ritmos uniformes con estribillos a los que respondían los otros esclavos.
El Holler blues para un solista a capela exteriorizando con mayor libertad de ritmo cantado para si mismos con un tono de voz más elevado.
Los espirituales gozaban del favor de los blancos no representaban peligro ya que hablaban de otra vida después de la muerte, el blues por el contrario revelando los temas de la vida cotidiana eran un áspero y apasionado canto de melancolía pero en rebeldía, pero no todo era la expresión de la tristeza las JugBands en Menphis utilizando instrumentos rudimentarios como peines, tablas de lavar, jarras así como violines, guitarras, banjos, mandolinas o armónicas manifestaban canciones corales de alegría.

Mujeres tristes madre de los azules gemidos quejidos alaridos el drama tonal en la geografía de la voces de Ma Rainey, Bessie Smith, Ethel Waterslda Cox, Martin Sara, Clara Smith, Victoria Spivey, Mahalia Jackson y la voz negra de la topografía blanca de Janis Joplin sobre los folk blues.

Al blues le resuena la distancia de la endiablada soledad permanente.


Viñeta de Bluesman, de Rob Vollmar y Pablo García Callejo, trilogía editada por Ediciones de Ponent.