Ars longa, vita brevis

jueves, 18 de diciembre de 2014

Por un billete de lotería


Desde que comienza el mes de diciembre, empieza ese período que inundamos de luces para engalanar las calles y las casas celebrando unas fiestas religiosas, familiares y el final de año.
Repruebo las navidades, porque es un periodo totalmente hipócrita, porque lo que debería ocurrir todo el año, se relega a un mes de buenos deseos y buenas obras, que en la práctica se quedan más en lo primero que lo segundo.
La gente come de más, compra de más, por supuesto los que pueden, algunos se sienten más solos que nunca, y otros echan de menos a las personas que se han ido y no volverán.
Es imposible abstraerse al paso de esta tradición, que en España además comporta el famoso juego de lotería de navidad, que se celebra unos días antes de la Nochebuena.
Unos jugarán porque quieren cumplir un sueño, otros porque lo necesitan
(el dinero es necesario para vivir con dignidad y le hace falta a todo el mundo, sobre todo a quien tiene muy poco o nada.)
Así que la Lotería Nacional que cuenta con pingues beneficios, suele promocionar esta tradición con la que me imagino que llenará las arcas del estado, junto con la lotería del Niño, en estas fechas aún más que en otras épocas del año.
Para ello suelen hacer un anuncio que varía de contexto pero que expone la magia del azar que nos puede aportar ganar un premio cuantioso de dinero.
En esta navidad del 2014, el argumento del anuncio es el siguiente: Un señor está en su casa y se entera de que ha tocado el premio en la cafetería de abajo de su casa. Su mujer le insta a que baje a tomarse su café lo cual hace habitualmente, a pesar de que ese año había olvidado comprar el décimo que jugaban por estas fechas, a la que se suele llamar la lotería de la casa con el dueño del café y los clientes.
Cuando entra en el café, todos los clientes están celebrando la buena fortuna, el hombre en medio del jolgorio, cabizbajo y triste pide su café, el dueño se lo da y le desliza un sobre, diciéndole la cantidad que le adeuda.
El hombre se extraña del precio del café y abriendo el sobre, ve su participación de lotería premiada del Gordo navideño.
Un momento de emoción enorme por la honestidad y generosidad del dueño del café, que deja al hombre con una expresión de felicidad sumada al resto del ambiente.
Un spot publicitario que pretende atraer con más o menos talento, al jugador.
Pero es que la historia que cuenta está basada en una historia real.
Sucedió el año pasado en Tenerife en las islas Canarias.
Un empresario que regenta varias gasolineras y compró varios décimos de lotería en la península, a uno de sus clientes habituales, un inmigrante de 62 años de origen mauritano que vino a España para conseguir una nueva vida y que así le denominan: El mauritano, le guardó un décimo de lotería porque es su cliente habitual y amigo.
Le llamó ya después de que el décimo estuviera premiado para dárselo, sin decirle nada para sorprenderle porque sabía que le hacía falta.
Podría habérselo guardado para él porque hay quien jamás posee el suficiente dinero, pero no lo hizo.
Dice un proverbio árabe: La generosidad consiste en dar en antes de que se nos pida.
Y Albert Camus decía: La verdadera generosidad, en relación con el futuro, es dárselo todo al presente.
Ilustración de Georges Roux para el libro de aventuras de Julio Verne: Por un billete de lotería.