Ars longa, vita brevis

viernes, 27 de abril de 2012

La catedral sumergida



Marea llena, atención escuchar.... en la lejana Ys sus puertas cerradas sucede el arrebato de sus campanas bajo el agua en la atmósfera submarina.

La imaginación impresionada por la pintura sonora de Claude Debussy.
Del fondo marino empieza a emerger la catedral sumergida.
Como la imaginación es una viajera impenitente y el viento la lleva cuando llegue la bajamar vislumbramos emergiendo los acantilados y la catedral con sus arbotantes de rocas.
No os detengáis sorprendidos en el hechizo de la Praia as Catedrais (Lugo), la playa de las catedrales en la costa Cantábrica en el límite invisible entre Galicia y Asturias; sobre el lienzo que es cielo el hueco de los arbotantes sugiere otro perfil mujer que parece decirnos: “ esto no es cuadro” la naturaleza juega llenándolo de nubes igual que los cuadros de Magritte.

Y sobre la arena una caracola para seguir escuchando el delirio hecho mar de otro cántabro:

Alga quisiera ser, alga enredada...
Alga quisiera ser, alga enredada, en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla. Arena leve bajo tu pisada.
Agua quisiera ser, agua salada cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla silueta virgen de recién bañada.
Todo quisiera ser, indefinido, en torno a ti: paisaje, luz, ambiente, gaviota, cielo, nave, vela, viento…
Caracola que acercas a tu oído, para poder reunir, tímidamente, con el rumor del mar, mi sentimiento.
Ángel González.

No, no os detengáis porque la marea viva os atrapará con el frémito de un suspiro desvaneciendo el sortilegio hasta que repliegue la última marea.