Ars longa, vita brevis

domingo, 13 de mayo de 2012

La maleta perdida




¿Es habitual que una maleta puede perderse?

Sí, de hecho algunas suelen cobijarse para siempre en la sección de objetos perdidos.

¿Ocurre que una maleta continúe viajando después de setenta y nueve años ininterrumpidamente?

La respuesta afirmativa y la maleta ahora ha recalado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Extraño ¿no? Y además si esa maleta contiene objetos de tres personas.

La valija tiene nombre propio: La maleta mejicana.
En su interior rollos de películas fotográficas, 165 carretes que incluyen 4.500 instantáneas invaluables, documentan de forma gráfica un testimonio histórico, una crónica bélica a pie de tierra con carros de combate, trincheras y calles, de un punto cardinal a otro de su geografía en la contienda.
Los propietarios de la maleta mejicana son tres pioneros, tres míticos reporteros de guerra: Gerda Taro, Robert Capa, David Seymour (Chim), los tres amigos y dos de ellos Gerda y Robert pareja sentimental además de profesional.
El escenario: La guerra civil española.
Robert Capa dejó en custodia la maleta a un técnico de laboratorio y fotógrafo Imre “Csiki” Weiss en 1939 cuando huyó de Francia para evitar ser capturado por los alemanes; cuando los nazis cercaban París Weiss la llevó hasta Burdeos y allí encontró a un chileno al que pidió que la entregase en su consulado.
En 1979 Cornell el hermano de Capa hizo un llamamiento a la comunidad fotográfica con motivo de la exposición de la obra de su hermano en la Bienale de Venecia para encontrar la susodicha maleta ya que al parecer los rumores  afirmaban que Robert la había entregado a un republicano español en 1940.
Nada. La maleta aparentaba desaparecida para siempre hasta que en 1995 el cineasta mejicano Benjamín Tarver recibió una herencia insospechada de su tía que a su vez había heredado de un amigo suyo, el general Francisco Aguilar González, embajador mejicano ante el gobierno de Vichy en 1941–1942.
Se ignora como llegó a manos del general embajador pero todo apunta a la probabilidad que la maleta trocara en valija diplomática y de ahí incluso el nombre: La maleta mejicana.
Sucesivamente Cornell Capa a lo largo de los años consiguió recopilar distintos materiales del trabajo de su hermano que han ido apareciendo en una colección la International Center of Photography.
Cuando apareció la maleta mejicana Conerll estableció contacto con Tarver para reunir el material. Encontrándose con la renuencia de Tarver que eludiéndole le daba largas.
2003 otoño el ICP prepara un exposición sobre Capa y Taro para el 2007, Richard Whelan biógrafo de Capa y el conservador jefe ICP Brian Vallis de nuevo intentan devolver los negativos a Cornell Capa para ello contaron con la ayuda de la directora de cine Thisha Ziff que residía en Ciudad de México para ejecer de mediadora y convencer a Tarver sobre la entrega de los negativos al ICP y así reunirlos con los archivos del material de Capa, Taro y Chim.
El 19 de diciembre Thisha Ziff llevó al ICP la maleta mejicana tras varios meses de negociación con Traver que los cedió sin ninguna remuneración económica.
La exposición del Museo de Bilbao presenta unas reproduciones a gran escala de los negativos originales así como algunas fotos enmarcadas y varios documentales grabados in situ por Robert Capa.
El testimonio gráfico fue repartido y cubierto geográficamente ciudad por ciudad y batalla por batalla.
Las fotos de Chim que se dirigió  en concreto al país Vasco y Asturias destacan los frentes y las gentes republicanas del norte. 
En Asturias  el ejercito republicano sufría la falta de munición y fueron los dinamiteros de las minas incorporados a la causa republicana los que lograron ante esta escasez evitar el avance del ejercito nacional.



Republicano Asturiano fotografía de Chim


Capa cubría otras batallas, la desolación de las ciudades y pueblos pero en realidad los tres mostraron el drama de la guerra, la visión cotidiana en medio de las catastróficas y dramáticas circunstancias, los mitines de la Pasionaria Dolores Ibarruri, los frentes de batalla, los heridos en los hospitales, las misas de campaña e incluso el material recoge los intentos del ejercito republicano por salvar las piezas de arte incluso de temática religiosa para librarlas de los desastres de la guerra.





Los retratos inéditos hasta ahora de artistas adeptos a la causa republicana tanto españoles como foráneos que estuvieron en España en los años de la guerra como los de: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Ernest Hemingway, André Malroux así como los de José Antonio Aguirre, el primer lehendakari vasco fotografiado por Chim en su despacho del Hotel Carlton de Bilbao entre enero y febrero de 1937.






Ejemplares de las revistas Life y Regards ocupan el espacio dentro de las vitrinas de la exposición, sus páginas de color sepia y amarillas por el tiempo, un último reportaje de Gerda Taro para Regards narra en imágenes en julio de 1937, la batalla de Brunete.


" Cuando piensas en toda esa gente que conocimos y ha muerto en esa ofensiva, - Guerra Civil española - tienes el sentimiento de que estar vivo es algo desleal".
Así expresaba Gerda Taro sus emociones ante los hechos que vivía y que plasmaba con su cámara.
¡Qué premonitorias fueron! porque Gerda Taro falleció en un accidente en julio de 1937 debido a la desbandada producida por ataque aéreo nacional. 
Se encontraba en el estribo del coche del general Walter cuando cayó del coche que arrastrado por un tanque republicano la destripó pasándole por encima. Conducida de inmediato al hospital de El Escorial murió al día siguiente, el 26 de Julio, a los 27 años, no pudo hacer el equipaje y las maletas de su idealismo y compromiso  para siempre quedaron deshechas en España.


Reseña en un periódico norteamericano en 1938 donde refleja el accidente de Gerda Taro.




Robert Capa ha acaparado el máximo protagonismo como corresponsal de la guerra civil española pero fueron Taro, Chim y el mismo Capa a partes iguales los que plasmaron la crónica de una guerra, equipaje en una maleta mejicana y esta crónica pide a gritos un museo permanente que testimonie con veracidad documentada esa parte la historia de España que como en el negativo revelado  parece esperar a la cola del racionamiento tras las rejas de la calle.