Ars longa, vita brevis

domingo, 12 de julio de 2015

La huella indiana

La emigración no sólo implica dejar atrás, cruzar océanos, vivir entre extranjeros, sino también destruir el significado propio del mundo y, en último término, abandonarse a la irrealidad del absurdo. 
John Berger

Se denomina Indianos a aquellos asturianos que emigraban a América en concreto a países como Argentina, Cuba, Méjico etc. 
Retornaban a su tierra con una gran fortuna y construían en su pueblo una gran casa colonial que se denominaba popularmente de Indianos, adjetivo éste de reminiscencia precolombina, ya que es de sobra conocido que Cristobal Colón iba en busca de las Indias; Colón tuvo millones de émulos que huyendo del hambre y la pobreza traspasaban el Atlántico en busca de fortuna y otros horizontes, algunos emigraban buscando encontrar un nuevo hogar y libertad. 
Y muchos no volvieron pero los que lo hicieron trajeron además otra patria de nostalgia y como símbolo una palmera ( todas las casas de Indianos tiene una o varias, este símbolo que las distingue además de sus colores y arquitecturas ) dejando la huella de América en Asturias.
Colombres (Rivadedeba) es uno de los pueblos de Asturias que guarda esta huella, en una de sus magníficas Quintas alberga el Museo de la Emigración y la fundación del Archivo de Indianos de Asturias.
Sus paredes encerrando secretos y melancolía que cualquier caso no sólo cuentan historias de fortuna, narran rumores de adiós en dos direcciones como una larga corriente de olas.

La quinta Guadalupe es un edificio que data del año 1906 lleva ese nombre en honor de la esposa del dueño Iñigo Noriega, Guadalupe Castro. 
Inigo Noriega emigra a Santiago de Cuba, a su vuelta a Colombres construye este palacete (claro exponente de la arquitectura indiana de la cornisa cantábrica) después de su muerte en América,
Otra de las fachadas
el palacete se dedica a Hospital de Sangre y casa de reposo hasta 1986 que fue adquirida por el estado español. 
Escalinata en la puerta principal.
Camelias

Al año siguiente se destinó a sede de la fundación archivo de indianos.
El objetivo común de la fundación es la formación progresiva de un archivo y museo centrado en el fenómeno de la emigración española a América junto con centros asturianos y comisiones de amigos, éstas últimas constituidas en Méjico, Cuba y Argentina.
Palmeras y magnolio de la quinta.
Cartel publicitario para la obtención de pasajes.


Subida a las plantas de la quinta en descansillo se exponen los baúles originales.

Maqueta del centro asturiano en Buenos Aires.
El comedor de la quinta.
Cartel del buque Alfonso XII que hacía la travesía a las Américas.
La llegada a América.
Lienzo del pintor pop Eduardo Úrculo que cuelga en una de las habitaciones de la quinta Guadalupe.


Vista desde la última planta.
Vista desde la primera planta.
Planta baja donde se exponen fotos, el archivo y las maquetas.
Biblioteca
Baúl y enseres de los emigrantes.


El interior de la quinta tiene un decoración de marcada influencia árabe. 
Vista de los corredores desde la segunda planta.




Vista desde el corredor de la primera planta.





Marina en uno de los corredores de la primera planta.



Techo del comedor con escayolas decoradas y pintadas, los otros techos están decorados con mampostería.




Típico reloj adornado con marqueteria de nácar y madreperla.



Otra obra de Úrculo decorando los salones.





Baúl y al fondo en los cuadros ropa en miniatura recreando el atuendo de los emigrantes. 



Uno de los archivos



Puerta que da acceso al comedor donde hay otra puerta con vidrieras modernistas que da paso al jardín.




Cochecito

  



Maletas originales de cuero.



Juguetes y mobiliario infantil.



El adiós de unos familiares a sus emigrantes.




La casa de los leones
Otra de las casas de Indianos en Colombres construida en 1897.



Detalle de una de las ventanas de la casa de los leones.




Detalle de la puerta de forja de la quinta Buenavista.



Quinta Buenavista construida en 1899.



La casona de las palmeras



La casa roja



La casa de piedra


Y por último, La casa del abuelo construida en 1898.

domingo, 22 de marzo de 2015

Artemisia o Judith


La venganza es un plato que se toma frío y se come despacio, esta frase por un lado advierte del peligro de actuar en caliente, es decir con una respuesta inmediata de revancha, ante el hecho de que alguien nos haya causado algún daño.
La mejor venganza es el olvido y el perdón, dice otra frase y pienso que tiene razón, te libera de tu propio odio y rencor.
La venganza fría necesita un tiempo para premeditar una táctica, que dando los pasos pertinentes se ejecute a la perfección.
La obra de hoy enfoca un sutil venganza, que en la realidad nunca se perpetró, pero que se perpetra cada vez que alguien mira el cuadro y lo más importante recuerda y libera el escondido dolor de su autora.

El título de este cuadro que fue pintado por Artemisia Gentileschi es: Judith decapitando a Holofernes.
En concreto la escena recuerda, el asesinato a sangre fría de Holorfenes causado por Judith, relatado en el texto bíblico del Libro de Judith, cuyo autor es desconocido.
La historia comienza en la ciudad de Betulia, en Israel.
Nabucodosonor II rey de Babilonia, envía sus tropas para sitiar esta ciudad enemiga, al mando del general Holofornes, con ordenes de diezmar a todos sus ciudadanos.
Holofernes apostando soldados en todos los manantiales y en todas las vías de abastecimiento, evitó que se provean de agua y comida los habitantes de la ciudad.
Desesperados los judíos, decidieron rendirse para salvar la vida abriendo las puertas de Betulia.
Entonces Judith, viuda de Manasés, rebelándose ante esta rendición, les dijo a sus conciudadanos que Dios nos les había abandonado y les pidió tres días antes de rendirse.
Los ancianos estuvieron de acuerdo, Judith quitándose sus ropas de viuda, se vistió con sus sedas y sus joyas, le dijo a su sirvienta que preparara el mejor de los festines y el mejor de los vinos.
Con todo ello ambas salieron de Betulia hacia al campamento enemigo.
Fueron detenidas por los soldados asirios, al interrogarlas, Judith les dijo que pretendía traicionar a su pueblo y ayudarles a conquistar la ciudad.
Las llevaron en el acto ante Holofernes, el cual creyó sus intenciones y además quedó cautivado por la belleza de Judith.
Holofernes le preguntó que cuándo iba a darle esa información.
Judith respondió que durante tres días rezaría al alba y al atardecer, cuando su Dios lo dispusiera le daría la información que deseaba, le pidió además que sus soldados no las molestaran cuando saliera a rezar.
Holofernes estuvo conforme y les asigno una tienda.
Durante dos días Judith y su sirvienta salían al alba y al crepúsculo lejos del campamento sin que nadie las molestara.
Holofernes obsesionado con su belleza, la cortejó y le pidió que se entregara a él por su propia voluntad.
Judith accedió y llevó a la tienda de Holofernes la comida y la bebida que habían preparado.
Holofernes comió y bebió, embriagado se acostó en su lecho. Judith cogió su espada y de dos golpes limpios cercenó la cabeza del general. 

Después llamó a su sirvienta, que trajo un saco donde metieron la cabeza.
Esperaron al alba y salieron, los soldados las dejaron pasar como los días anteriores.
A la mañana siguiente encontraron su cuerpo decapitado y la cabeza en una estaca a la entrada de las puertas de Betulia.
El ejercito aterrorizado ante la muerte de su general, huyó a la desbandada siendo presas fáciles para los soldados judíos.

Judith fue considerada una heroína por su pueblo, y su historia un tema recurrente en el arte, uno de los cuadros que la representa es de Miguel Ángel Meresi conocido como Caravaggio, artista italiano barroco.
Un extraordinario artista que inundó la pintura de realismo y de una luz que llevaría al límite la técnica del claroscuro. Los fondos de las composiciones de sus obras son totalmente negros; con un foco de luz violenta en diagonal, como si proviniera del tragaluz de un sótano o una bodega, ilumina la escena aportando dramatismo y sentimiento, a esta luz de Caravaggio le darían el nombre de tenebrismo.

Caravaggio influenció e inspiró a una gran cantidad de artistas, uno de ellos, Orazio Gentileschi, que fue uno de los representantes de la escuela romana de Caravaggio.
Tuvo varios hijos, su hija mayor Artemisia nacida el 27 de Julio o el 8 de Julio de 1587, demostró desde niña un gran aptitud para el dibujo, talento que su padre fomentó y educó. La influencia de Caravaggio y la de Annibale Carrassi asomó por sus obras, pero con una aproximación diferente a la de su padre.
Con diecisiete años firmó su primer cuadro, con diecinueve años, ya que por su condición de mujer no era aceptada en las academias profesionales de Bellas Artes, su padre le pidió a otro pintor llamado Agostino Tassi, ambos colaboraban en ese momento en la decoración de las bóvedas del Palacio Pallavicini Rospigliosi, que enseñara a su hija, perspectiva.
Entonces ocurrieron los sucesos que marcarían la vida de Artemisia Gentileschi para siempre.
Tassi la violó e intentó que ella no dijera nada con promesas de matrimonio, pero Tassi estaba casado, Orazio al saberlo, lo denunció ante el Tribunal Papal.
Comenzó un proceso aberrante que duraría siete meses, del que aún se conserva su registro. Artemisia declaró la crudeza los hechos de su violación. Para comprobar su veracidad, fue sometida a un humillante examen ginecológico y torturada con un artilugio en sus dedos.
En el proceso salió a la luz que Tassi había violado a su mujer y por ello se había casado con él, que había intentado asesinarla y además intentó violar a su cuñada y robar cuadros de Orazio.
Fue condenado a un año de prisión y al exilio del Estado Pontificio.
Un mes más tarde de finalizar el proceso, Orazio para reintegrar el honor de su hija, la casó con un modesto pintor llamado Piero Antonio Stiattesi.
Después de que Tassi cumpliera su condena, Orazio volvió a ser su amigo y trabajar con él.
Ante esto Artemisia sintió aún más dolor y humillación.
Unos años más tarde, pintaría su intenso sufrimiento y trauma emocional en en esta obra.
La composición triangular muestra a Judith con un gesto frío y placentero degollando a Holofernes, la sirvienta la ayuda sujetándolo.
Se cree que los rasgos de Judith son los de Artemisia, y los de Holofernes los de Tassi.
Considerada como su obra maestra, actualmente está expuesta en la famosa Galería de los Uffizi en Florencia.

sábado, 28 de febrero de 2015

La cueva de Tito Bustillo


"La imaginación tiene sobre nosotros mucho más imperio que la realidad"
Jean de la Fontaine
Si el tiempo es una flecha que se dispara hacia adelante, si para el tiempo el hoy se tensa hacia la diana del futuro, mi flecha tensa el tiempo para dispararse al atrás del reencuentro con el nosotros.
Hace años de mi tiempo, ese del que teorizan que no existe y que todo está apareciendo y desapareciendo atrapado en sus constantes, entré en una cueva, a la que consideran uno de los santuarios del arte paleolítico de Europa.
La cueva se encuentra en el concejo de Rivadesella, en Asturias, en la colina caliza de Ardines, situada a la orilla oeste del estuario del río Sella.
Su nombre es la cueva de Tito Bustillo porque el 11 de abril de 1968; un grupo de espeleólogos regionales; llamados el grupo Torreblanca, descendieron por el Pozu l´ Ramu (Pozo el Ramo) en una oquedal cercana a Ardines.
La casualidad, la aventura y el riesgo hace sus fortuitos hallazgos, en esta ocasión encontraron una cueva paleolítica con pinturas rupestres.
Unas semanas más tarde, Tito Bustillo, uno de los espeleólogos que descubrió la cueva, tuvo un accidente de montaña en el que fallece, en su homenaje la cueva lleva su nombre.
No es la única cueva rupestre de Asturias; pero si la más importante y está incluida como Patrimonio de la humanidad por la Unesco, junto con la Cueva de Altamira (en Santander) de arte Rupestre del norte de España.
Cuando el grupo Torreblanca y Tito Bustillo penetraron en la colina, que es un complejo kárstico de calizas carboníferas que fue y sigue siendo excavadas por el río San Miguel, encontraron pinturas que datan del 25.000 al 10.000 a C.
El tiempo en suspenso dejó intacta esa morada pétrea habitada por estos paleolíticos magdalenienses; una sociedad de cazadores-recolectores que pintaron las paredes de su piedra. Las cuales han logrado conservarse hasta nuestros días debido a un equilibrio entre la composición del pigmento, la superficie de la roca y el medio ambiente.
Después del hallazgo, entre 1972 y 1978 comenzaron las investigaciones y estudios en las que encontraron no sólo las pinturas, si no arpones, piezas de sílex, espátulas, azagayas, un bastón de mando en madera, casi todas decoradas. Colgantes realizados con conchas y dientes, plaquetas de arenisca decoradas con motivos animales, algunos fragmentos recortados y uno de ellas con una cabeza de cabra en bulto redondo y cabezas de caballo.
Todas estas piezas fueron halladas en conjunto, sobre una repisa cubiertos por una capa de colorante rojo.
De los números trabajos que se realizaron a partir del descubrimiento de la cueva, los que más destacan, son los de Rodrigo de Balbín y Alfonso Moure Romanillo, ambos especializados en prehistoria, megalitismo y arte paleolítico.
Estudiaron en profundidad las ilustraciones de la cueva e insistieron desde el principio; que la estructura antigua, no es la misma que la actual y que entonces había dos entradas al menos, una por Ardines y otra por la Cuevona.
Después de las investigaciones, decidieron explotar la cueva e hicieron una entrada artificial y por ella entra el público, en el punto opuesto donde fue descubierta.
Era verano cuando entré a los pocos segundos, la temperatura bajó al menos diez grados o quizá mas.
La oscuridad apenas dejaba ver y la humedad tintineaba sus gotas; la guía comienza sus explicaciones y nos habla del libro: El clan de oso cavernario y de la película: En busca del fuego, para recrear la atmósfera propicia que nos traslade por el recorrido paleolítico que se abre entre las estalactitas y estalagmitas, a las que admiramos un momento.
La iluminación parte del suelo situándose estratégicamente propiciando una penumbra cuasi fantasmal.
Continúa hablando nuestra guía, de la última glaciación cuando el clima se dulcificó lo suficiente para permitir que esta sociedad humana se asentara en la cueva. Aún así el frío reina en esa época, determinando su dieta alimenticia, la cual se conoce por los restos hallados en la misma cueva que era: caballos, bóvidos, rebecos, renos, corzos, focas y algún topillo.
Es la primera vez que puedo contemplar pinturas de hace 25.000 años, que fueran realizadas a la luz del fuego.
Mi ojos ya se han acostumbrado a la penumbra, siento arder una emoción intensa e inexplicable por la larga galería de la cueva de Tito Bustillo.
El conjunto artístico de la galería, es variado. 
La ejecución de la obras tiene trazo firme, esquemático, proporciona sin exageraciones ni distorsiones tanto caballos, como uros, mamuts, bisontes, cabras, renos y hasta un cetáceo.
Hay una galería de antropoformos, humanos con atributos de animales.
En llamado panel B, una serie de puntuaciones y dos signos con forma de H de color rojo, grabados con un trazo simple único, estriado y manchas ocres.
Otro de los conjuntos es una pequeña cavidad entre dos estalactitas, marcada su entrada con dos trazos pareados de nuevo en rojo.
Es el camarín de las vulvas, con representaciones del órgano genital femenino, barras o líneas, de ahí su nombre. Se especula que este camarín era el lugar donde las mujeres iban a parir.
Se descubrió más tarde, el 12 de Abril, desde entonces en algunos de los trabajos sobre prehistoria se hace alusión a las composiciones en el representadas.
Las representaciones de todos los conjuntos, que son unos XI, no fueron realizadas en el mismo tiempo. Al estudiarla advirtieron superposiciones, la conclusión es que fueron pintados en nueve fases.
Para pintar utilizaban sustancias minerales, animales y vegetales: manganeso, cinabrio, óxidos de hierro, carbón y arcillas, grasas, sangre, huevos, que les permitían obtener pigmentos cuya gamas van desde el negro hasta el blanco, rojos, ocre, amarillos y naranjas.
Los pigmentos se aplicaban con los dedos o con algún instrumento a manera de pincel o de buril (haciendo incisiones en la roca), otro tipo de pintura denominada negativa, que se realizaba soplando el pigmento pulverizado con la boca, (sería como un rudimentario aerógrafo) sobre un objeto, (ejemplo, una mano) que daba como resultado la imagen de su contorno.
Por qué de pronto aquellos seres del paleolítico comenzaron a dibujar su realidad. Según los expertos el motivo fue mágico-religioso para propiciar la caza.
Pero pienso que quizá además conscientes de que todo a su alrededor y ellos mismos era mutable, un impulso les llevo a trazar algo de su pensamiento, su sentimiento, de su realidad que permaneciera inmutable. Acaso no esto en parte, la esencia de lo que denominarán arte…
En la galería de los caballos, un pequeño caballo de color violeta que sorprende a todos, me causa una conmoción.
La guía explica la rareza de ese pigmento, explica que tampoco es una coloración de la roca, y tampoco en ese tiempo ni después existieron caballos de color violeta.
El color violeta, aparece muy raramente en la naturaleza.
El violeta como todos los colores posee su simbología y de hecho la mayoría de las personas, asocia a cada color unas características, debidas a factores culturales y psicológicos que varían de unas latitudes a otras. 
Para los occidentales por lo general, el azul es el color de la espiritualidad, de la pureza, la modestia, la lealtad, la inmaterialidad.
Para los orientales, en concreto para los budista, el naranja representa iluminación, la máxima espiritualidad.
Siendo el violeta un color impulsivo que aparece por mis papeles, su significado psicológico y simbólico desde siempre para mí es: misterio, sueños, sensualidad, espiritualidad e imaginación.
Por ello mi conmoción ante el caballo violeta, sobre todo porque un artista primigenio, no pintó la realidad si no que imagino otra y esa además fue otro comienzo, otra realidad, una dimensión tan mágica, tan espiritual y tan misteriosa que aún permanece salvaje dentro de todos nosotros.
Si para el imperio del tiempo no somos nada, para la imaginación lo somos todo.

viernes, 20 de febrero de 2015

Impresión: Luz naciente


¿Cuáles son los pintores más conocidos?
Cuando se hace esta pregunta, casi todo el mundo me responde el nombre de algún impresionista. 
Es una paradoja su popularidad contemporánea porque en su tiempo fueron pintores marginados y nunca se definieron así mismos como impresionistas, fue una etiqueta despectiva que el crítico Louis Leroy, les adjudicó al ver el cuadro de Monet titulado: Impresión, Sol naciente. 
Pero sí es cierto que otro pintor fue el precursor de este movimiento de artistas, los impresionista pintaba la luz, su momento, su instante, por lo general a pleno aire, las formas envueltas en esa luz, que incluso las desdibujaba. Aunque dentro del impresionismo encuadran a escultores, literatos, músicos, cineastas e incluso fotógrafos. Hay quien entiende el impresionismo como una reacción ante la aparición de este arte emergente entonces, que fue la fotografía.
El pintor que inspiró todo ese movimiento que solían exponer en el salón de los rechazados, o los independientes, fue Édouard Manet.
¿Quién fue el inspirador de Manet?
La inspiración nació en España, y el museo del Prado, durante un viaje que Manet hizo a Madrid. Al ver los cuadros de Diego Velázquez, la síntesis de su pincelada y las gamas de su paleta, se enamoró de sus cuadros, y a partir de entonces, en sus obras la influencia de Velázquez fue decisiva.
Pero antes quiero decir, que hay quien considera la pintura como algo elitista, sin embargo quiero recordar que los seres humanos desde las cavernas, antes incluso del descubrimiento de la agricultura, pintaron.
La pintura es también memoria incluso cuando la escritura no existía, lo mismo que la música o la danza. Y han mantenido su intuición, su emoción, sus búsquedas y sus lenguajes desde entonces hasta ahora.
Manet volvió a París y pintó, presentándose una y otra vez a los salones oficiales que le rechazaban de continuo. Él deseaba para su pintura rebelde un reconocimiento oficial que sólo obtuvo al final de su vida, por ello jamás expuso con los impresionistas, esos alienados pintores que llevaron la descomposición de la luz y de la forma a unos lienzos comprometidos con lo etéreo y lo efímero de sus sensibilidades.
La que sí expuso siempre en las salas de los rechazados, fue la impresionista Berthe Morisot.
Berthe era la cuñada de Manet, además fue la protagonista de algunos de sus cuadros, como éste que arriba se muestra. Delante de los barrotes de la estación y del humo del tren, Berthe Morisot sentada sostiene en sus brazos a un cachorro.
El cuadro de bajo es suyo, una muchacha con un sombrero y un corsé rojo, sentada en un jardín.
Las escenas de los cuadros de Morisot siempre eran intimistas, como también lo fueron las de otras pintoras impresionista de su época, menos conocidas que sus colegas masculinos, que nunca las rechazaron por su condición de mujeres.
El impresionismo dio su luz a todas y todos cuando la sombras se pintaron por primera vez de azul y de violeta.




viernes, 6 de febrero de 2015

La investigación privada


De Pasolini conocí antes su faceta de director tan admirado y controvertido que la de poeta, ensayista o narrador.
A ratos ganados soy investigadora privada e investigo lo que me emociona, lo que me hace vibrar, lo que me hace pensar.
La información es como un puzzle que teniendo sus piezas dispersas, de pronto encajan y forman la semblanza de este poeta, que comenzó a escribir poemas con siete años.
De hecho antes que nada, él se declaraba poeta.
 Publicó su primer libro a los diecinueve años.
Esta nota no es una biografía si no un breve puzzle con sus reflexiones, fragmentos escritos a sus amigos o entrevistas que desvelan como discurrió su torturada vida hasta sutortura muerte y uno de los poemas que tras la muerte de su único hermano Guido, en las filas de la Resistencia, dedicó a su madre.
Pero antes reseñar que Pasolini fue expulsado del partido comunista por conducta inmoral, por homosexual.
 Además fue expulsado del instituto donde daba clases, debido a una denuncia como corruptor de menores.
Aunque al final no ingresó en la cárcel, bien o porque no pudo comprobarse o fue una falacia, o lo dejaron correr.
Pier Paolo jamás justificó sus faltas, culpas, errores o elecciones que tomó en su vida adulta, por la desgarradora infancia que vivió.
Su padre insultaba y agredía a su madre, era un alcohólico y adicto al juego.
Indudablemente esto le marcó y por ello hizo toda su vida una defensa del débil frente al opresor.
A su padre le dedicó su primer libro: Poeta de las cenizas.
Le aborrecía y despreciaba hasta lo más hondo, así lo confiesa y siempre se sintió culpable porque jamás le perdonó.
Sobre su padre:
«El que fuera un fascista es una coartada con la que muchas veces he justificado mi odio, injusto, por aquel pobre hombre. Pero debo decir que aún siento ese odio, horrendamente mezclado con compasión» 
“Huí con mi madre y una maleta y algunas joyas que resultaron ser falsas, / en un tren tan lento como un mercancías, / por la llanura friulana cubierta por una capa de ligera y dura nieve. / Íbamos hacia Roma. / Íbamos pues, abandonando a mi padre / al lado de una estufa de pobres, / con su viejo gabán militar / y sus horribles furias de enfermo de cirrosis y síndromes paranoides. / He vivido aquella / página de novela, la única de mi vida: / por lo demás, / he vivido dentro de una lírica, como todo obseso”

Sobre su infancia: 
«Aquellas escenas hicieron nacer en mí el deseo de morir», Ha sido la pesadilla de mi vida.
Todas las noches esperaba con terror la hora de la cena porque sabía que llegarían las escenas. Inicialmente, hubo en mi una negación de la madre, que me generó una neurosis infantil. Tal neurosis me hizo volverme inquieto, poniendo en cada momento en tela de juicio el hecho mismo de estar en el mundo. Cuando mi madre estaba a punto de parir empecé a padecer escozores en los ojos. Mi padre me inmovilizaba en la mesa de la cocina, me abría el ojo con los dedos y me echaba colirio. Fue a partir de ese momento simbólico cuando empecé a no querer ya a mi padre.” 


Sobre su madre :
“Me contaba historias, cuentos, me los leía. Mi madre era como Sócrates para mí. Tenía, y tiene, una visión del mundo sin duda idealista e idealizada. Ella cree de verdad en el heroísmo, en la caridad, en la piedad, en la generosidad. Yo he absorbido todo eso de un modo casi patológico”. 


Sobre su hermano:
Murió de una manera que cuento con el corazón partido: aquel día hubiera incluso podido salvarse, pues murió por acudir en ayuda de su comandante y de sus compañeros. Creo que ningún comunista pueda criticar la conducta del partesano Guido Pasolini. Yo me siento orgulloso de él, y es el recuerdo de él, de su generosidad, de su pasión, el que me obliga a seguir por el camino que sigo. El hecho de que su muerte haya llegado así, en una situación compleja y aparentemente tan difícil de juzgar, no me induce a ninguna duda. Tan sólo confirma mi convicción de que nada es sencillo, que nada acontece sin complicaciones o sufrimientos, y que lo que cuenta, sobre todo, es la lucidez crítica, que destruye las palabras y las convenciones, y va hasta el fondo de las cosas, dentro de sus secretas e inalienables verdades”.


Sobre el deseo:
“Sucedió en Belluno, yo tenía poco más de tres años. Lo que más me chocaba de los chicos que jugaban en los jardines públicos en frente de mi casa, eran sus piernas, sobre todo la parte convexa del interior de las rodillas, donde al doblarse en la carrera los nervios se tensan en un gesto elegante y violento. En aquellos nervios yo veía un símbolo de la vida que aún debía alcanzar; en aquel gesto de jovencito corriendo representaban para mí el ser mayor. Ahora sé que se trataba de un agudo sentimiento sexual. Si lo recuerdo siento perfectamente, en mis vísceras, la ternura, la ansiedad y la violencia del deseo. Era el sentido de lo inalcanzable, de lo carnal –un sentido para el que aún no ha sido inventado un nombre-. Yo lo inventé entonces y fue “teta veleta”. Al ver aquellas piernas dobladas en la furia del juego me dije a mí mismo que sentía “teta veleta”, algo parecido a un cosquilleo, una seducción, una humillación”


Sobre ideologías:
La ideología consumista... En vez de llevar una bandera, se ponen ropas que son una bandera. Han cambiado algunos medios y algunos instrumentos externos, pero, en la práctica, es un empobrecimiento de la individualidad que se disfraza a través de su valorización.


Sobre cultura:
¿Qué es la cultura de una nación? Corrientemente se cree, también por parte de las personas cultas, que es la cultura de los científicos, de los políticos, de los profesores, de los literatos, de los cineastas, etc. : es decir que es la cultura de la inteligencia. En cambio no es así. Y no es siquiera la cultura de las clases dominantes que, precisamente, a través de la lucha de clases, trata de imponerla al menos formalmente. No es finalmente tampoco la cultura de la clase dominada, es decir la cultura popular de los obreros y de los campesinos. La cultura de una nación es el conjunto de todas estas culturas de clases: es la media de ellas.


Sobre religión:
“Yo no creo en un dios metafísico.
Soy religioso, porque tengo una identificación natural entre la realidad y Dios”


Sobre el éxito:
El éxito no es nada. El éxito es la otra cara de la persecución.


Sobre el amor: 
¿Quieres decir que si este amor ha nacido es inútil volverse atrás, es inútil sentirlo como una pura y simple destrucción? ¿Que en cuanto al dolor de la separación yo podría encontrar a alguien que te reemplazara, y recrear en mí esos sentimientos de ridícula ternura y bestial pasividad nacidos hace tan poco e interrumpidos tan bruscamente?


Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos...
Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos
sobre la frente, tú, pequeña luz,
absorta enrojeces mis papeles.
De adolescente ardía hasta el anochecer
junto a tu demacrada claridad, y eran extraños
los rumores del viento y el canto de los grillos solitarios.
Entonces en las estancias sin memoria
dormían los parientes, y mi hermano,
tras un delgado muro, estaba inmóvil.
Ahora tú, luz rojiza, no nos dices en dónde está
y, sin embargo, iluminas y suspira
el grillo en los campos desiertos;
mi madre se peina ante el espejo,
con un gesto tan antiguo como tu luz,
y piensa en aquel hijo ya sin vida.