Ars longa, vita brevis

viernes, 10 de noviembre de 2017

Cantares de Asturias

Seamus Heaney ya no visita Asturias, no es porque no quiera, la muerte se niega a dar permiso para viajar en este mundo. Eso no han hecho pensar, al menos que creamos en fantasmas...

Será preferible que me refiera a los viajes que el poeta Seamus Heaney hizo a Asturias cuando vivía que fueron bastantes y frecuentes.

Cuando miro por la ventanilla del avión la línea de acantilados de Asturias me siento como en casa. Dijo en una entrevista.
Heaney comparaba el paisaje asturiano con el irlandés por sus similitudes y esto es suposición mía que tanto Irlanda como Asturias son tierras en las que vivieron pueblos celtas y esas similitudes coincidirán en tradiciones y cultura, con lo cual aumentaba ese sentirse en el hogar.
¿Por qué eran tan frecuentes sus viajes en el tiempo? 
Una de sus cuñadas, Anne Devlin, fue profesora de inglés en Salinas.

En una ocasión comentó que parte de la versión que escribió del poema épico
Beowulf fue hecha en Asturias.

Esta nota de hoy desea dar a conocer para quien lo ignore un verso que Heaney escribió sobre esta tierra.
 Su título que es el de esta nota, también podría ser traducido como 
"Pequeñas Cantigas de Asturias".
Personalmente prefiero Cantares de Asturias, lo de cantinas parece hablarme únicamente del pasado.  Sin embargo cantares habla de ayer, de hoy y de mañana.

Este poema se inspira en el tríptico infierno, purgatorio, cielo de la Divina Comedia de Dante.
Así fue como Seamus Heaney explicó como surgió la inspiración del poema. 
(La información la recojo del diario "La Nueva España")
«Íbamos en coche mi mujer y mis hijos. Nos perdimos y comenzaron los gritos en el coche. Aparecimos en el valle de Veriña, con los altos hornos. Y allí surgió la idea del Infierno.
Al día siguiente estábamos cerca de Piedras Blancas y me di cuenta de que el día era otro. Y ahí está el Purgatorio. 
En San Juan de la Arena situé el Paraíso, sobre todo, porque iniciamos el recorrido hacia Compostela. La obra de Dante termina con la palabra "stela", bueno, en realidad, cada uno de los tres cantos»
Por último adjunto el poema y fotos del infierno, purgatorio y cielo astur, decir además que Seamus Heaney consideraba el asturiano o bable como un tesoro patrimonial universal y fue una gran defensor de su oficialidad.


 Cantares de Asturias

Y luego, a media noche, cuando empezamos a descender
Hacia el ardiente valle de Gijón,
Hacia sus negros y carmesíes, in media res,
Era como si mi propia cara ardiera otra vez
Ante el labio aventado y la boca carmesí
Del montón de periódicos al que prendimos fuego
Una tarde de viento, papeles que volaban
En atadillos de llamas, diminutos brulotes por el aire
Que amenazaban el techo de paja de la casa y los almiares:
Porque casi nos asustó el épico crepitar
De aquellas ardientes fundiciones y hornos
En los que el turno de noche trabajaba en lo suyo
Y perdimos toda esperanza de entender el mapa
Y aceleramos maldiciendo la pésima carretera.
La mañana siguiente, camino de Piedras Blancas,
Me sentí como ánima por la cual alguien rezara.
Vi hombres con guadañas cortando los rastrojos,
Riqueza de colmenas, una bocamina y una ermita,
Cuévanos llenos de oro de maíz.
Era yo un peregrino nuevo en aquella escena
En la que entraba sin embargo como en terreno familiar,
El Gaeltacht, pongamos, en 1950,
Cuando me saludaban, aunque poco les importaba
A las familias que trabajaban en los campos junto a la carretera
Que me miraban y movían la mano desde su otro mundo,
Como era costumbre cerca de Piedras Blancas.
En San Juan de la Arena
Un deslumbrante día de corpus.
Dos ríos seguían su curso bajo el sol.
Incisión de los cauces sobre los llanos arenales.
El mar estaba en calma y deslumbraba más allá de los bajíos.
Por la tarde, gaviotas in excelsis
Subían y bajaban por el aire como monaguillos
Con sus quiebros rápidos y velas y respuestas
En la solemne penumbra catedralicia llena de ecos
De la lejana Compostela, stela, stela..


Veriña


Piedras Blancas

San Juan de la Arena

viernes, 26 de mayo de 2017

Le di nombre


Descubrimiento

La hallé en una tierra legendaria 
toda rocas y espliego y dispersa hierba,
donde estaba posada sobre arena empapada
vecina al torrente de un desfiladero.
Los rasgos que combina la señalan como nueva
ante la ciencia: forma y tono -el tinte tan singular,
consanguíneo de la luz de la luna, que atempera su azul,
la parte inferior deslustrada, la franja taraceada.
Han aislado mis agujas su sexo esculpido;
los tejidos corroídos no pudieron ya ocultar
esa mota inapreciable que ahora riza la lágrima
convexa y límpida sobre un portaobjetos iluminado.
Se gira un tornillo lentamente; y saliendo de la bruma
dos ambarados garfios se inclinan simétricamente,
o escamas cual raquetas de amatista
atraviesan el círculo encantado del microscopio.
Yo la hallé y yo le di nombre, al ser versado
en el latín taxonómico; me convertí de ese modo
en padrino de un insecto y su primer
definidor: otra fama ya no quiero.
Desplegada en su alfiler (dormida profundamente),
a salvo de los parientes y la corrosión reptantes,
en la aislada fortaleza donde conservamos
los prototipos de especies ella transcenderá a su polvo.
Oscuros cuadros, tronos, las piedras que los peregrinos besan,
poemas que en morir tardan mil años,
tan sólo remedan la inmortalidad
de esta roja etiqueta sobre una tenue mariposa.

Vladimir Nabukov

La pasión por cazar, catalogar y dibujar mariposas a Vladimir Nabukov le venía de lejos, tanto como de la infancia y durante su juventud, madurez y vejez con pantalones cortos, una gorra a cuadros y un cazamariposas continuó haciéndolo por todo el mundo.
Trabajó incluso para el Museo de Zoología de la universidad de Harvard y dio nombre, incluso el suyo, a un cierto número de especies.
Cuando solían preguntarle en las entrevistas que le hubiera gustado ser sino se hubiera dedicado a la literatura, respondía:
"Un oscuro entomólogo que caza mariposas en verano, en países fabulosos, y en invierno clasifica sus descubrimientos en el laboratorio de un museo”.

Después de leer el poema me he estremecido al pensar en el alfiler atravesando el cuerpo de una frágil mariposa.
La belleza consagrada a la inmortalidad por el acero y el formol.
 Sí... también el arte con un alfiler de pincel, de letras, de cincel, o con cualquier otro instrumento u objeto, penetra en la belleza en la real y en la abstracta para ganar la batalla de lo efímero contra el impasible tiempo.
Pero a la mariposa no le importa que la descubran, le den un nombre a su milagro y lo escriban en una etiqueta roja.
Al descubrirnos estremecida huyó, huye y huirá, azul y alada.


sábado, 11 de febrero de 2017

Esto no es una manera de decir adiós



Noviembre nos avisó una mañana que Leonard Cohen había muerto.
Durante ese día tanto internet, televisión, como la prensa se hicieron eco de la desaparición de un artista que ha inflado los corazones de aquellos desorientados que bailaron con él entre el pánico y la belleza.
Esa mañana al saberlo me eché a llorar. 
Su poesía y su música me han acompañado través de la desorientación, la pérdida y la búsqueda, con su voz susurrante que el tiempo hizo cada más profunda y resonante.
No era mi amigo, sería por mi parte descabellado considerarlo así. 
Pero hizo por mí lo que hacen los amigos, estar ahí cuando los necesitas. 
Sus canciones ahí estaban cuando las necesité y ahí estarán cuando de nuevo las necesite.
Ahora es febrero de otro año, han pasado unos meses de su muerte y necesito concitar a las letras, diciéndoles que sin él estamos más solos en el alambre.

La primera canción que escuché suya, fue Take this waltz, una de las canciones con las que varios interpretes homenajearon a Federico García Lorca en el disco Poetas en Nueva York.
La foto de arriba pertenece a ese disco y es obra del artista Eduardo Úrculo.
Recuerdo lo cautivada que me sentí al escucharle, con su voz hipnótica y envolvente ,arrastrándome entre el pasos del vals de Federico que también Leonard hizo suyo.

En las ondas oscuras de tu andar 
quiero, amor mío, amor mío, dejar
violín y sepulcro en las cintas del vals. 

Así termina el Pequeño Vals de Federico García Lorca

Y tú me llevaras hacia abajo con tu baile,
a las piscinas que levantas en tu muñeca
Oh mi amor, oh mi amor.
Toma este vals, toma este vals.
Es tuyo ahora. Es todo lo que hay.

Así termina Take is valtz de Leonard Cohen

He leído que durante años Leonard Cohen finalizaba sus conciertos con esta canción.
Me emociona la lealtad inalterable con la que a través de los años el poeta Cohen mantuvo por el poeta Lorca, nunca ha dejado de reivindicar su admiración y su cariño por 
Federico. Incluso su hija se llama Lorca en su honor.

Después de Take this Waltz me fui encontrando con otras canciones suyas como Suzanne,
So long Marianne, The Window, Dance to the end to love, Bird on the wire, Sisters of mercy,
Hallelujah, Famous Blue Raincoat, The partisan, Hey, Thats No Way To Say Goobye, First We Take Manhattan, If It Be Your Will, Joan of Arc, A Thousand Kisses Deep, Lullaby, Show the me place, etcétera, etcétera.
Canciones suyas de los setenta, de los ochenta, de los noventa, del nuevo milenio y su década hasta 2016. 
Unos días o un mes antes de su muerte presentó y su último disco como una despedida.
Parecía que Leonard Cohen adivinaba que pronto iba irse, pero él siempre fue un visionario ¿Verdad? 
Y lo hizo con la estremecedora canción You want it darker,  en ella le canta que está listo a un Dios que quiere más oscuridad y a una humanidad que apaga la llama.
Sin embargo recuerdo esta frase suya: En todo hay una grieta, es por donde entra la luz.

Me parece que esta breve nota insiste con ritmo del agradecimiento a Leonard Cohen, por su elegancia, espiritualidad, dignidad, por quitarse el sombrero ante los músicos que tocaban con él,  su humildad, ironía y melancolía, por su lentitud y  sentido del humor, por sus defectos y por sus virtudes, su poesía y por su música.

Leonard Cohen hablando de su guitarra Conde, decía que olía cedro y que la madera no muere nunca. 
Deseo que su voz de cedro no muera nunca.


¿A quién recuerdas de verdad?

Mi padre murió cuando tenía nueve años.
Mi madre cuando tenía cuarenta seis.
Entre uno y otro, mi perro y varios amigos.
Recientemente más amigos,
buenos amigos,
tíos y tías
muchas personas conocidas.
Y luego esta Sheila
Me dijo: No seas idiota Len.
Tómate en serio tu deseo.
Murió poco después 
de que cumpliéramos quince años.

Leonard Cohen 

Del Libro del Anhelo, segunda edición: junio de 2011