Ars longa, vita brevis

martes, 4 de marzo de 2014

Hoy es martes

Hoy es martes
y antroxu, con esta palabra en idioma asturiano, se denomina al carnaval.
Antroxu deriva de la palabra en castellano antiguo antrojo, que significa: entrada.
Una entrada que precede a la cuaresma, tiempo de ceniza, austeridad y abstinencia para los devotos religiosos.
La tradición del carnaval por estas tierras, impone otros ritos culinarios como el pote asturiano, los picatostes (torrijas), los frixuelos (similares a los crepes) etc.
La tradición impone los disfraces y las máscaras, la permisividad, el descontrol y la irreverencia.
Como muestra de ella, mi curiosidad lleva mis pies hasta la plaza del Marqués para descubrir el disfraz del símbolo de la ciudad.
El rey Pelayo es el símbolo de la villa de Gijón.
Fue Pelayo, el primer rey de Asturias y quien comenzó la reconquista. Según la leyenda una de las razones por las que este el noble visigodo, la inició, no fueron otras que la pasión y la venganza.
Munuza el gobernador musulmán de Gijón se encapricha de Adosinda la hermana del rey Pelayo. La obliga a casarse con él, para salvar a su prometido Don Alonso, preso por Munuza.
Pelayo irrumpe en la boda para matar a su hermana y así salvar su honor,
(en fin, lo de localizar el honor en un sitio físico del cuerpo de una mujer, también es una tradición antigua). Pero Adosinda adelantándose toma veneno y muere en los brazos de su hermano. La leyenda en este punto se diversifica narrando el asesinato de Munuza por Pelayo en el acto, huyendo llevando el cadáver de Adosinda y a Alonso a las montañas de Covandonga.
Otra derivación de la leyenda, es que Munuza les persigue hasta Covadonga, donde resistirá Pelayo junto con un grupo de unos pocos nobles insurgentes a su mando, ganando la batalla con la intervención de la Virgen o la Señora de la Montaña, matando al infiel Munuza y sus huestes.
El símbolo de Gijón pues, es disfrazado por los gijoneses, transformar al Rex Pelagius se ha convertido en otra tradición para el regocijo popular. Aunque creo que la fotos  aún es más explícita.

Otra tradición la canta las coplas de carnaval, algunas nuevas y también ancestrales, con el mismo impulso lúdico y transgresor.

Tenía un borrico, Antón
en la cuadra y a buen pienso
muy guapo e inteligente
llamado Rigoletto.
Un día lo sacó, Antón
y cuando estaba montado,
oyó al burro que decía:
Yo quiero ser diputado.
Cómo dices cosas tales
dijo Antón a Rigoletto.
No sabes que en el gobierno
no admiten animales.
Entre rebuznos y conoces
dijo Rigoletto a Antón.
Hay muchos más diputados
que son más burros que yo.

No hace mucho que se casó, la hija de Veneranda.
Y ya trae la pobre un bombo más grande que el de banda.
Las mujeres de su pueblo, dicen que es el alimento,
que el pan que se hace ahora es a base de fermentos.
El otro día se topó con Juanón el de las viñas.
Mucho engordaste rapaza te cuajaron las harinas.
Ay usted que malo es siempre tiene ganas de dale
si se cuajaron no fue por falta de menearlas.