Ars longa, vita brevis

domingo, 26 de septiembre de 2021

El Dolmen escondido



Esta es la entrada de la ermita de la Santa Cruz sita en Cangas de Onís (Asturias) su parvo tamaño alberga una gran historia que se entrecruza con la leyenda.

El rey don Pelayo es la figura épica central de la historia y la leyenda que dio origen a la reconquista aunque él en realidad encabezó una revuelta para librar a la tierra asturiana de los moros que poco a poco habían tomado toda la península.

La leyenda cristiana nos relata un hecho sobrenatural sobre la legendaria batalla de Covadonga. Don Pelayo y unos pocos astures consiguen vencer a las fuerzas musulmanas mediante la intervención de la Virgen María que desde la cueva donde actualmente se alberga su efigie conocida popularmente como: "La Santina" lanzó piedras que mataron a muchos de los invasores haciendo además huir a los otros.

Lo que parece constatado es que al término de esta batalla, ganada según algunos  historiadores porque el carismático Pelayo consiguió reunir a un ejército de miles de hombres que asolaron las tropas al mando del general Al Qama, le eligieron como rey del independiente reino de Asturias.


Don Pelayo, rey de Asturias por Luis Madrazo

Pero volvamos a la ermita de la Santa Cruz que fue fundada por el rey Favila, hijo de Pelayo, en el año 737, quince años después de la batalla de Covadonga para albergar la cruz de madera que Pelayo llevó a la batalla y que sería llamada cruz de la victoria.


Copia de la cruz de madera en el interior de la capilla.

 

Así consta en la lápida fundacional instalada en el interior de la ermita (la actual lápida es otra copia ya que la original ha desaparecido) el 27 de octubre del 737. Esta lápida fundacional será el primer documento cristiano de la península tras la invasión árabe.


Texto  latino inscrito en la piedra

Resurge por mandato divino este ingenio sagrado: de pequeño tamaño, adornado por las ofrendas de los fieles, claramente brilla este templo ante las miradas sagradas, mostrando figuradamente el signo de la Santa Cruz. Sea a Cristo agradable este aula consagrada bajo el trofeo de la cruz, la cual así fundó el siervo Faffila con fe diligente, con su esposa Froiliuba y sus hijos, para quienes por ello, oh Cristo, por tú sacrificio sea toda tu gracia, y tras el curso de esta vida les alcance la generosa misericordia.
Aquí fueron consagrados altares a Cristo por el sacerdote Asterio, en el día 300 del tiempo transcurrido del año, extendida la sexta edad del mundo, corriendo la era 775 (27 de octubre de 737)






En el 908 revestirá una copia de la cruz el rey Alfonso III el Magno, así mismo de madera, con el oro y las joyas de la  actual cruz que se guarda en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo a la que practicaron las pruebas del carbono 14, es por ello que se conoce que la madera procede de un árbol talado en el reinado del arriba citado rey Alfonso III.


Cruz de la Victoria.


La historia de la ermita nos continua relatando que en ella fueron sepultados el rey Favila y su esposa la reina Froiluba así fue recogido por el cronista historiador Ambrosio de Morales en el siglo XVI. Ninguno de ambos cónyuges continúa actualmente enterrados en ella y sus restos se encuentran desaparecidos.

Continua la historia o la leyenda narrando que el rey Favila fallece a los pocos años de su reinado en una cacería muerto por un oso.

La ermita original, ya que la actual es una reconstrucción barroca siguiendo los patrones de otras iglesias de la zona por el arquitecto Luis Menéndez- Pidal y Alvárez en 1943 tras su destrucción en 1938, fue el primer monumento prerrománico siendo ampliada en sucesivas reformas, la mayor en 1632.



Vista lateral izquierda de la ermita


Vista lateral derecha.




Vista trasera




Detalle de la columna de la entrada



A uno de los lados de esta ermita encontramos un árbol, un tejo, habitual en casi todas las iglesias asturianas.
El tejo o l´texu constituía un símbolo sagrado para los celtas que fueron los pobladores de estas tierras antes de la conquista de los romanos. Los celtas solían celebrar sus ritos alrededor de sus árboles sagrados, la tradición debió mantenerse para que acudieran a las iglesias los lugareños las construían bien sobre otros templos paganos anteriores y al lado de los árboles sacros.

Según el cronista citado anteriormente, Ambrosio de Morales existía debajo de la ermita  una cueva donde habían enterrado el rey Favila y su esposa, las gentes del lugar recogían esta tierra por dotarla de propiedades curativas.



La ermita y el tejo


Pero hay algo suculento que esconde la tierra bajo la ermita y  que durante unas excavaciones practicadas en el siglo XIX por el Conde de la Vega del Sella, Antonio Cortés Llanos fue  encontrada una tumba prehistórica y un ajuar funerario consistente en un hacha de fibrolita conservada en el Museo Arqueológico de Asturias.
La guerra civil descubre el dolmen y en la reconstrucción del 1940 se le deja al descubierto edificando una cámara que permite su contemplación desde arriba ya que tiene tres metros de altura llenando este mirador la totalidad de la ermita.






La construcción megalítica descubierta por Antonio Cortés que interpretó como un dolmen céltico está compuesta de cinco grandes bloques llamados ortostatos que se estructuran sobre un eje este-oeste, siendo por el levante la entrada y por poniente la cabecera.
Este monumento es el original y se le calcula una antigüedad de 3.000 años antes de J.C.
El dolmen estaba techado y escribo estaba porque la guía nos comentó que había sufrido un acto de vandalismo por parte de unos estudiantes de un cercano instituto que saltaron una noche sobre el rompiéndolo, por lo que como prevención la ermita se encuentra cerrada cuando no es visitada.
El dolmen guarda aún algunas sorpresas más, ya que se le pueden apreciar decoraciones grabadas y pinturas en zig-zags de color rojo cuyo simbolismo se ignora pero que le muestran como el único dolmen decorado de toda la prehistoria hispánica.
En el borde superior de uno de los bloques de piedra por su cara interna, se puede observar una muesca cóncava en la que le fue excavada un pequeño hoyo cuya función quizá sea soportar algún objeto ahora perdido, como una cazoleta que contuviera una ofrenda o un líquido ritual.

Los dólmenes que significan: mesas de piedra, según los estudiosos de ningún modo eran utilizados para enterrar tan solo algunos miembros destacado de la comunidad sino que por el contrario eran una tumba colectiva.  
Existen más dólmenes y mehires a lo largo de Asturias, entre otros el dolmen de Llanos y San Pedro en el monte Areo, dolmen de Merilles, dolmen de la mesa de los moros en el Españal, etc.

Aquellos antiguos pobladores de Asturias decidieron guardar sus dioses, sus muertos, sus vidas y sus secretos entre la dureza del mineral porque intuyeron que solo en las piedras es posible guardar la memoria.